Atrás quedaron los días de felicidad y flashes de cámara que acompañaron la boda de Emma Mejía Venegas y Carlos Alberto López Ramírez en febrero de 2023. Lo que comenzó como una historia de amor entre la exalcaldesa provincial de Ica y el cantante del dúo “Idéntico”, terminó en escándalo y violencia.
Violencia contra la mujer
El pasado sábado 15 de junio, Emma fue víctima de una brutal golpiza por parte de su aún esposo, llevándola de las páginas sociales a las policiales.
Visiblemente afectada, evitó entrar en detalles sobre el ataque, pero dejó un claro mensaje a otras mujeres: “No se queden calladas. Hoy fui yo y sé que hay muchas mujeres que pasan por esto… no permitan esto”.
Entre lágrimas, pidió respeto por el difícil momento que atraviesa, en especial por la salud emocional de sus hijos. Poco después, Carlos Alberto López Ramírez (41), sindicado como el agresor, salió del mismo recinto judicial sin responder preguntas, cabizbajo, y fue escoltado por la Policía hacia una camioneta que lo retiró del lugar.
Pese a la gravedad de los hechos, la sentencia judicial ha causado profunda indignación. El juez dictó una condena de 10 meses de prisión efectiva para López Ramírez, pero esta fue sustituida por 43 días de prestación de servicios comunitarios. Además, se le prohibió acercarse a Emma Mejía por un año y se le ordenó seguir tratamiento psicológico, lo cual ha sido calificado como insuficiente por colectivos de defensa de los derechos de la mujer.

En una posterior declaración a la prensa, Mejía relató que la agresión ocurrió en la madrugada del domingo, luego de una reunión familiar. Según contó, el ataque comenzó dentro del auto mientras se retiraban del evento, cuando su esposo le propinó un puñetazo en el rostro. La agresión continuó hasta que un allegado de la familia intervino. “Si no fuera por esa persona, tal vez yo no estaría acá”, señaló con la voz entrecortada.
Emma también reveló que, si bien no había sufrido agresiones anteriores, su relación estaba marcada por discusiones constantes con López Ramírez. “No entendía por qué de pronto sentía tanto odio hacia mí. Lo desconocí totalmente”, expresó, citando que incluso en medio de la agresión su agresor le gritaba: “Por tu culpa estoy así”.
El caso de Emma Mejía no solo refleja una agresión personal, sino también las falencias estructurales del sistema judicial frente a la violencia contra la mujer. Para muchas voces ciudadanas, esta sentencia es otra muestra de que la lucha por una justicia con enfoque de género aún tiene un largo camino por recorrer en el Perú.
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