Con profundo pesar y entre lágrimas, familiares y vecinos velaron a William Astocaza Quispe, el joven mototaxista que falleció tras 13 días de agonía, luego de ser atropellado violentamente por una camioneta conducida por César Augusto Yeren Chacón, quien manejaba en estado de ebriedad.
Tragedia vial
El accidente ocurrió el pasado 28 de marzo, cuando William trabajaba en su unidad para sostener a su familia.
Román Astocaza, padre del fallecido, expresó su dolor durante el velorio realizado en el sector de Virgen Asunta. “Se ha ido por culpa de un imprudente que ha atropellado a mi hijo”, declaró con la voz quebrada. William, de 32 años, era el sostén económico de sus padres de la tercera edad y de su esposa, saliendo diariamente a trabajar hasta altas horas de la noche para cubrir los gastos de medicamentos y alimentación de su familia.
El padre también se refirió al proceso judicial contra César Yeren, señalando que, por estar enfocado en la recuperación de su hijo, no había seguido de cerca el aspecto legal. Ahora, tras su muerte, ha prometido centrar todos sus esfuerzos en buscar justicia. Asimismo, lamentó que la familia del acusado no se haya hecho responsable de los gastos médicos ni del funeral, a pesar de los intentos de comunicación.
“Ellos todavía pueden ver a su familiar, así esté preso. Nosotros ya no volveremos a ver al nuestro”, expresaron otros dolidos familiares. Aseguraron que, aunque el juez dicte una reparación civil, “nada les devolverá la vida de William”. Exigieron una condena ejemplar para Yeren, cuya conducta al momento del accidente fue calificada como imprudente, peligrosa y negligente.
El Primer Juzgado de Investigación Preparatoria y Supra Provincial de Ica, a cargo del juez Elmer Rojas Apaza, dictó el pasado 30 de marzo nueve meses de prisión preventiva contra César Augusto Yeren Chacón (23). La medida fue adoptada tras comprobarse la existencia de elementos de convicción y peligro de fuga, dado que el imputado intentó huir tras causar el accidente.
Yeren enfrenta cargos por los delitos contra la vida, el cuerpo y la salud en su modalidad de lesiones culposas con subsecuente muerte, contra la seguridad pública por conducción en estado de ebriedad, y contra la función jurisdiccional por darse a la fuga tras el accidente. El dosaje etílico reveló que el conductor tenía 2.14 g/L de alcohol en la sangre, más de cuatro veces el límite legal permitido.
Actualmente, el Ministerio Público avanza con la investigación preparatoria y no se descarta que la imputación se agrave tras el fallecimiento de la víctima. Mientras tanto, la familia de William exige celeridad y transparencia en el proceso, con la esperanza de que este caso no quede impune y se convierta en un precedente de justicia para las víctimas de conductores irresponsables.
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