En los últimos días, se ha viralizado en redes sociales un video en el que se ve a un grupo de alumnos de la Escuela de Suboficiales de Ica saliendo apresuradamente, con los pies atados y visiblemente afectados.
Controversia en sede
Según diversas versiones, los estudiantes habrían sido sometidos a una práctica de supervivencia que incluyó el lanzamiento de bombas lacrimógenas.
La repercusión de este video motivó la intervención de la Fiscalía Penal Supraprovincial Especializada en Derechos Humanos e Interculturalidad del Ministerio Público, que realizó una visita inopinada a la Escuela Superior Técnico Profesional de la Policía Nacional del Perú (PNP), ubicada en el distrito de Santiago, Ica. La fiscal provincial, Anyela Vanessa Salazar Alca, encabezó la diligencia con el objetivo de investigar posibles violaciones a los derechos humanos en el contexto de la formación policial.
Como parte de las acciones, la fiscalía emitió recomendaciones a los directivos de la escuela policial, subrayando la importancia de respetar los derechos humanos durante la formación de los futuros suboficiales. Se enfatizó la necesidad de revisar ciertos protocolos de entrenamiento que podrían estar comprometiendo la integridad física y emocional de los cadetes, con el fin de asegurar un ambiente formativo seguro y digno.
En un comunicado oficial, la fiscalía señaló que su labor está enfocada en prevenir futuros actos de tortura, tratos crueles, inhumanos o degradantes, así como cualquier otra situación que vulnere los derechos fundamentales de los estudiantes. Asimismo, el Ministerio Público continuará con las investigaciones para determinar si los hechos mostrados en el video constituyen responsabilidades penales.
El video ha provocado una amplia discusión en redes sociales, generando opiniones divididas. Mientras que algunos usuarios defienden estas prácticas, argumentando que forman parte de la estricta doctrina castrense de la PNP, destinada a preparar a los futuros suboficiales para situaciones de alto estrés y resistencia física, otros han condenado estas acciones por considerarlas inhumanas y degradantes, instando a una revisión profunda de los métodos de enseñanza en las escuelas policiales.