La inseguridad ciudadana y el incremento del índice delictivo en los últimos años ha trascendido en los establecimientos de la región Ica, donde se estima que se ha triplicado la quienes son más vulnerables a contagiarse de enfermedades por el hacinamiento.

Grupo de riesgo

El jefe de la Oficina Defensorial de Ica, Jorge Hernández Velarde indicó que tras intervenciones en el penal de Cachiche se ha evidenciado un hacinamiento del 300%, mientras que en el penal de Chincha también ha superado su capacidad por cientos. En ambas cárceles es debido a la cantidad de internos entre sentenciados y quienes aún se encuentran en prisión preventiva.

“El penal de Ica ya está hacinado, en la última visita se comprobó que hay 4520 internos, también hemos estado en Chincha y hay más de 2200, cuando ambos penales tienen una capacidad para 1500 reos, estamos hablando de un hacinamiento carcelario y evidentemente, así como sucedió con la COVID-19, pasa esta situación del dengue, es una población considerada en situación de vulnerabilidad”, declaró.

Señaló en el caso del penal en la provincia de Chincha, no existe conexión directa de agua potable al establecimiento penitenciario, que debe ser abastecido con cisternas y se almacena el líquido, esto habría originado la proliferación del dengue en el lugar, donde algunos internos tuvieron que ser llevados al Hospital San Jose de Chincha, debido a que presentaban fiebre, fuertes dolores vómitos, náuseas y otros. En el penal de Ica también se registraron decenas de enfermos con el dengue.

“La responsable del tópico en Chincha, nos informó que ha requerido al Hospital San José que se haga un control larvario, ya que en ese penal almacenan el agua. La semana pasada tres internos tuvieron que ser hospitalizados en el nosocomio chinchana y en el penal de Cachiche hasta 20 reos se infectaron del dengue. Otro problema es la falta de médicos y en ambas cárceles existe desabastecimiento del paracetamol”, dijo.

Hernández Velarde, finalizó indicando que la sobrepoblación penitenciaria también origina un aumento de quejas, ya que, en un solo día, la Defensoría atiende hasta cinco denuncias sobre malas condiciones de salud en las cárceles iqueñas.

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