y los retos sociales del distrito de Salas Guadalupe, emerge una historia que toca corazones y moviliza voluntades: la de Antonio Ramos, un ciudadano cuya vida cambió radicalmente hace 18 años tras un trágico accidente de tránsito que marcó

Lucha diaria

En aquel fatídico día, Antonio perdió a su padre y a su hermano. Él sobrevivió, pero la vida le cobró un precio muy alto: la amputación de su pierna derecha. A pesar de que el accidente fue ocasionado por una empresa de transporte, hasta hoy no ha encontrado justicia ni reparación alguna.

Pero si algo define a Antonio es su espíritu inquebrantable. A diario, se desplaza con esfuerzo y dignidad por el primer semáforo de la zona de Expansión Urbana, vendiendo dulces, maní y habas en pequeños paquetes a 1 sol, con los que busca generar un ingreso para solventar su alimentación y necesidades básicas. No cuenta con un trabajo estable, pero su voluntad de salir adelante lo convierte en un verdadero trabajador independiente y ejemplo de superación.

La comunidad de Expansión Urbana, especialmente los trabajadores agrícolas de las agroexportadoras, que han migrado desde otras regiones (Ayacucho, Huancavelica), han aprendido a admirarlo. Muchos lo conocen, lo saludan cada mañana y lo apoyan con lo que pueden. Comerciantes y vecinos coinciden en describirlo como un hombre respetuoso, honesto y trabajador, que nunca ha dejado que la adversidad defina su camino.

Hoy, más que nunca, Antonio necesita del apoyo solidario de todos. Para quienes deseen colaborar directamente, pueden comunicarse al 956 698 854, a nombre de Amelia Ramos.

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