La reciente captura de Luis Enrique Carmona Pisconte (64), acusado de tentativa de , ha reavivado el pedido de de Luz Soto Espinoza (62), quien sobrevivió a un ataque con cuchillo ocurrido en marzo de 2021.

Justicia urgente

Soto Espinoza relató que el violento ataque le dejó el cráneo fracturado, parálisis facial parcial, dificultades para masticar y pérdida de sensibilidad en la hemicara izquierda. Estas lesiones, confirmadas por peritajes médicos, la han obligado a someterse a costosos tratamientos y terapias que, hasta la fecha, no han logrado su recuperación total. “No solo me marcó físicamente, también me cambió la vida por completo”, afirmó.

El ataque ocurrió cuando ella se encontraba realizando compras en el mercado modelo de Ica. Carmona se le acercó con la excusa de conversar y, ante su negativa, extrajo un cuchillo y le cortó el rostro a la altura de la mejilla izquierda, cerca del oído. La herida, de seis milímetros de profundidad, causó un sangrado abundante y daños internos que pusieron en riesgo su vida. Según testigos, no era la primera vez que el acusado la hostigaba o amenazaba.

Durante estos cuatro años, la víctima afirmó que tuvo que ofrecer dinero a cambio de información sobre el paradero de Carmona. Incluso con medidas de protección, denunció que familiares del acusado la hostigaron y presionaron para que retirara la denuncia. Su temor aumentaba con cada día que pasaba sin que la justicia pudiera ubicarlo.

Finalmente, el pasado 8 de agosto de 2025, alrededor de las 12:14 horas, agentes de la Policía Judicial de Ica lo capturaron en inmediaciones de la avenida Sebastián Barranca, en el distrito de Parcona. La intervención se realizó de manera sorpresiva y permitió trasladarlo de inmediato a la carceleta del Poder Judicial, donde permanece a la espera de una orden judicial.

El informe médico legal detalla que la víctima presenta una cicatriz visible, limitación parcial para parpadear con el ojo izquierdo, asimetría facial y disminución de fuerza para mover la comisura labial hacia la izquierda. Además, se constató la pérdida parcial de la sensibilidad al dolor en la zona afectada. Los especialistas coincidieron en que las lesiones son permanentes y que el daño sufrido no es reparable en su totalidad.

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