Ica ha comenzado el 2025 con buenas noticias para su economía. En los primeros tres meses del año, nuestra región creció 5.3%, superando al resultado nacional (3.9%). Este número se suma a una racha positiva que ya lleva más de un año al alza, lo que confirma su gran potencial productivo y capacidad para generar mayores ingresos.
Se impulsa la economía
Este avance se debe, sobre todo, a dos actividades que están dando buenos frutos: la pesca y el trabajo agropecuario. Es decir, en Ica se está produciendo más. La pesca creció un 24.7% gracias a una buena temporada de anchoveta y una mayor presencia de especies marinas, destinadas a la industria de enlatados, en los puertos de Tambo de Mora y Pisco. Mientras que la actividad agropecuaria subió 18.4%, con cultivos como la cebolla, la uva y el tomate, que abastecen el mercado interno con un gran valor agroexportador.
“Las actividades agrícolas y pesqueras no solo explican el crecimiento económico de Ica, también son una fuente directa de empleo para miles de familias. En especial, el agro es la principal actividad generadora de empleo formal en la región. Por ello, es clave seguir apostando por su modernización: brindar tecnología e infraestructura permitirá atraer más inversiones y asegurar que más iqueños accedan a trabajos formales y mejor remunerados”, explicó Gabriela Espinar, economista de la Red de Estudios para el Desarrollo (REDES).
En contraste, la actividad minera y de hidrocarburos registró una caída de 3.8%. Este sector, que representa más del 20% de la economía regional y emplea a más de 20 mil personas, se vio afectado por una menor producción de zinc, plomo y principalmente hierro, el recurso más extraído en Ica.
“La minería es una de las principales aliadas del desarrollo regional, con un alto potencial para mejorar la calidad de vida de la población. Su impacto se multiplica cuando va acompañado de una gestión pública eficiente, que sepa traducir los recursos en obras concretas: mejores pistas, postas de salud bien equipadas y colegios en condiciones óptimas. Para que eso ocurra, es fundamental que exista un ambiente de confianza que permita que la actividad minera avance y sus beneficios lleguen a más familias iqueñas”, señaló Espinar.
La especialista recalcó que el crecimiento económico tiene efectos directos en la vida diaria de las personas. Y los datos lo confirman. Según el Banco Mundial, entre 2004 y 2013, el Perú creció 6.4% y, como resultado, la pobreza se redujo en 25 puntos porcentuales. En cambio, entre 2014 y 2023, el crecimiento fue mucho menor y, por consiguiente, la reducción de la pobreza también lo fue. Sin un desarrollo sólido, es difícil reducir las brechas y que las familias puedan salir adelante.
“Cuando la economía mejora, hay más oportunidades para todos. Se crean más empleos, las familias tienen más ingresos, se consume más y esto anima a que más personas o empresas inviertan en el país. Es una cadena positiva que ayuda a mejorar la calidad de vida de las familias iqueñas”, sostuvo.
Con estos resultados, Ica tiene buenas oportunidades por delante, pero también desafíos que debe enfrentar con decisión. Factores como la incertidumbre política, la desaceleración de la economía global y medidas comerciales externas –como los aranceles a la uva, arándanos y otros productos– podrían afectar el ritmo de crecimiento. Por eso es clave tomar medidas a tiempo que impulsen la inversión privada y protejan nuestras exportaciones.
Si se actúa con estrategia, la región podrá seguir generando empleo y aprovechar todo su potencial productivo. “Retomar una agenda que impulse la formalización del empleo y fortalezca las instituciones es clave para atraer más inversiones. El buen desempeño del agro y la pesca muestra que hay camino recorrido, y ese impulso puede ampliarse si se apuesta también por sectores como la minería y otras industrias. Así, el crecimiento económico es un impulso clave para avanzar hacia el desarrollo y mejorar el bienestar de cada persona”, concluyó Espinar.
VIDEO RECOMENDADO
