En la comunidad de Copara, en el distrito de Vista Alegre (Nasca), Rosa, una mujer de 72 años, enfrenta una situación desesperante. Encargada del cuidado de su hijastra Eris, de 62 años, y su nieto Jean-Pierre, de 27, ambos Rosa ha dejado de recibir el bono de 300 soles que otorgaba el programa Contigo desde julio pasado. Este beneficio representaba una ayuda esencial para subsistir, pero un aparente error en el censo del SISFOH clasificó su hogar como “no pobre”, complicando

Urgente apoyo

Rosa relata que el cambio en la categorización ocurrió mientras estaba en Ica por razones médicas, en el mismo período en que se realizó el censo. “Mi hogar estaba registrado como de pobreza extrema hasta el 2029, pero ahora dicen que no somos pobres”, expresó. Su vivienda, construida con carrizo y calaminas, no cuenta con materiales nobles ni servicios básicos, lo que pone en duda la evaluación realizada. Además, un error en los registros oficiales clasifica a su hijastra Eris como casada, aunque su documento de identidad indica lo contrario.

A finales de noviembre, Rosa acudió a la Municipalidad de Vista Alegre acompañada por la regidora Gregoria Cavero en busca de soluciones. Aunque el alcalde Roger Sarmiento prometió ayudarla y le entregó 100 soles como apoyo temporal, no cumplió con su compromiso de visitarla ni ofreció una solución definitiva. “Me prometió alimentos y regresar el jueves, pero no volvió. Estoy cansada de tantas promesas”, manifestó Rosa.

La situación se agrava con la llegada de las lluvias en Nasca, que amenazan con destruir su precaria vivienda. Rosa clama por ayuda, pidiendo alimentos, plásticos para proteger su casa y una cama en buen estado para su familia. “Vivimos acá más de 40 años, y las autoridades se olvidan de nosotros. Solo quiero un poco de dignidad para mi familia”, dijo entre lágrimas.

La historia de Rosa no es un caso aislado, sino un reflejo de las dificultades que enfrentan muchas familias en situación de pobreza extrema que dependen de programas sociales. Su caso pone en evidencia la necesidad de mejorar los procesos de evaluación y atención por parte de las instituciones responsables, para evitar que errores administrativos priven a los más vulnerables de los beneficios que les corresponden.

El bono de 300 soles era un recurso vital para Rosa, quien ahora lucha por cubrir las necesidades básicas de su familia. Ante esta situación, se hace un llamado urgente a las autoridades competentes para que revisen su caso y garanticen la restitución de los beneficios. Además, se requiere atención inmediata para asegurar condiciones de vida dignas para Rosa y su familia.

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