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Le escribo esta carta en vista de que, desde hace ya unos años, usted ha decidido no concederme siquiera una entrevista de al menos minutos. Usted empezó su gestión ilusionando a mucha gente, eso no se puede negar. Muchos vieron en usted la encarnación de ese cambio ansiado ante la hegemonía de un partido -el Apra- que había monopolizado el poder, las opciones, los puestos en la administración pública y todo lo que ello trae. Y por eso ganó las elecciones históricas de aquel domingo 19 de noviembre del año 2006.

Pero de aquel hombre que salió de abajo, se hizo “grande” y se instaló en la escena nacional por haber hecho llorar al propio Alan García, a este de hoy hay mucha diferencia. Hoy la gente, como podrá ver, ya no lo ve igual que antes. ¿Por qué? Eso es algo que usted mismo, haciéndose un examen de conciencia, deberá responder.

Y lo que queda claro es que tras estos dos periodos municipales, en la provincia de Trujillo César Acuña está más cerca de las sospechas que de las ilusiones, más cerca de las pifias que de los aplausos. ¿Ha visto la nimia ventaja con la que le ganó a José Murgia en la provincia de Trujillo? ¿No ha analizado cómo es que muchos que antes repelían a Murgia en la ciudad han terminado votando por él solo para que usted no ganara? Si usted se fija bien, los votos que le dieron el triunfo provinieron más que nada de otras provincias.

Usted se la ha pasado señalando al Apra como el causante de sus males, y a cierta prensa local como comparsa de esos intereses apristas. Ahora hasta ha dicho -asesorado por esas mentes truculentas y torpes que lo rodean- que existe una “Centralita” ideada para mellar su imagen.

Oiga, la gente no es tonta. Nadie le obligó a protagonizar el famoso video “Plata como cancha” y elaborar todo un plan para comprar votos. Ninguna prensa le obligó a usted hablar de más en aquel mitin en Pataz. No es culpa de la prensa y del Apra que su universidad haya hecho triangulaciones con otras empresas vinculadas a ella para ejecutar obras en las municipalidades donde gobiernan alcaldes de su partido. Los indicios de presunta corrupción durante su gestión municipal no los ha inventado nadie.

Le recuerdo que usted tiene un canal de su propiedad, tiene a varios hombres de prensa que subvenciona y, si lo recuerda bien, fue muy bien tratado por más de un medio durante todo este tiempo en que tenía el poder de decidir hacia dónde había que dirigir las facturaciones por publicidad del aparato edil.

A lo mejor la gente ya se cansó de su desmedida jactancia de poder, de su soberbia y de su vanidad que -como su súper funcionaria Tania Baca lo dijo en su momento- lo traiciona.

A lo mejor es momento de darse cuenta de que el poder del dinero no siempre lo puede todo. Y que hay ocasiones en las que tiene que resolver sus errores como el resto de ciudadanos de a pie: poniendo la cara y sin comprar favores.

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