Construido sobre un terreno de 16 hectáreas e inaugurado en 1831, el principal camposanto de Trujillo está al límite de copar la cantidad de nichos y tumbas que aún le quedan. Luego pasará a convertirse en museo, pues aquí no solo descansan los restos de Haya de la Torre, sino también de otros personajes que hicieron historia.
Construido sobre un terreno de 16 hectáreas e inaugurado en 1831, el principal camposanto de Trujillo está al límite de copar la cantidad de nichos y tumbas que aún le quedan. Luego pasará a convertirse en museo, pues aquí no solo descansan los restos de Haya de la Torre, sino también de otros personajes que hicieron historia.

El Cementerio General de Miraflores recibirá hoy, Día de Todos los Santos, la visita de al menos 50 mil personas. Inaugurado en 1831, apenas once años después de la independencia de , se trata del camposanto más antiguo de la capital liberteña.

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Inicios

Entre los restos que descansan en este panteón ubicado entre las avenidas Miraflores y Túpac Amaru destacan los del fundador del Apra, Víctor Raúl Haya de la Torre, quien falleció en Lima el jueves 2 de agosto de 1979. Su entierro se realizó una semana después, día declarado por el gobierno como duelo nacional.

De acuerdo con un artículo del historiador Juan Carlos Chávez Marquina, publicado en el portal trujillobicentenario.org, los restos del obispo Francisco Javier de Luna Victoria fueron los primeros en reposar en el cementerio de Miraflores, aunque en 1869 volverían a la Catedral de Trujillo a petición del prelado Francisco Orueta y Castrillón.

De ahí para adelante, se calcula en miles la cantidad de personas enterradas en este camposanto, que abrió sus puertas para dar fin a una vieja costumbre de sepultar a los muertos en los conventos, atrios y capillas de las iglesias.

Fotografía

En diálogo con este Diario, la gerenta del cementerio de Miraflores, Gloria Tello Aguilar, reveló que el camposanto llenará su capacidad “posiblemente” en el año 2026, debido a que ya no cuenta con más áreas para ampliarlo y construir nuevos nichos y tumbas.

“Tenemos todavía capacidad de nichos y tumbas, pero se calcula que en unos dos años el cementerio llegará a su límite de ocupación”, señaló la funcionaria.

Tello, sin embargo, aclaró que llegado ese momento “no significa que el cementerio dejará de enterrar, pues tenemos mausoleos, tumbas y nichos vendidos que esperan a sus muertos”.

La pandemia de la Covid-19 fue un detonante también para este fosal. De acuerdo con la Gerencia Regional de Salud (Geresa) de La Libertad, solo en el año 2020, durante la primera y segunda ola, más de 3,200 personas fallecieron con dicha enfermedad en este departamento, la mayoría de ellas en Trujillo.

“Llegamos a tener hasta unos cinco entierros diarios y 150 mensuales, lo que ha acelerado el uso del cementerio y ahora hace que su capacidad llegue a su límite en poco tiempo. [...] Va a llegar el momento en que el cementerio cope toda su capacidad. Es la realidad”, aseveró.

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Historia

La información fue confirmada por el presidente de la Sociedad de Beneficencia de Trujilo (SBT), Iván La Riva Vegazzo. “Sí, ese es el cálculo. En unos dos años debe estar cubierta toda su capacidad”, manifestó a Correo.

Ante esta situación, La Riva aseguró que su gestión trabaja un proyecto para convertir a este camposanto en un museo “en la zona monumental”; es decir, en los seis primeros pabellones que se ubican por el ingreso y salida que da a la puerta de la avenida Miraflores. “Aquí descansan los restos de personas muy importantes no solo de la historia de Trujillo, sino también del país”, sostuvo el historiador.

Uno de estos personajes, de acuerdo con el funcionario, es Luis José de Orbegoso y Moncada-Galindo, quien fuera presidente provisorio del Perú entre 1833 y 1835. Si bien su tumba luce vacía desde hace unos 15 años porque sus restos fueron trasladados a una casa señorial en Trujillo, es parte de la “historia” del cementerio. El exhacendado falleció en febrero de 1847.

“En Miraflores tenemos dos cenotafios importantes: el de Luis José de Orbegoso y el de Manuel Arévalo, cuyo cuerpo no fue encontrado tras haber sido asesinado, pero tiene una tumba representativa”, precisó el presidente de la SBT.

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Iván La Riva agregó que por estas y otras razones “convertir a este camposanto en un museo nos va a permitir generar mayor identidad en los trujillanos”. Aquí están enterrados también los primeros rectores de la UNT (Universidad Nacional de Trujillo), benefactores y hasta el mismo Ricardo O’Donovan, trujillano que murió combatiendo en la batalla de Arica (1880)”, comentó.

Debido a su antigüedad, el Cementerio General de Miraflores es también un testimonio “de la usanza antigua del español y de las mismas costumbres de la gente de la época”.

“Una lápida puede reflejar la vestimenta de entonces, el uso del lenguaje. Por ejemplo, muchos años atrás era normal colocar sobre la lápida ‘el malogrado hijo’, por decir un hijo que estaba enfermo”, contó.

La Riva enfatizó que el sector monumental del cementerio de Miraflores está considerado como patrimonio cultural de Trujillo. “Nuestra ciudad tiene un patrimonio necrológico muy importante. A nivel nacional, es el segundo después del Presbítero Maestro, en Lima”, subrayó.

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