Ninguna sociedad puede soportar una batahola matarife como esta.
Ninguna sociedad puede soportar una batahola matarife como esta.

El estado de emergencia declarado por el gobierno para las provincias de la costa de La Libertad apenas se siente. De hecho, los delincuentes han desafiado la medida de las autoridades desde el primer día, pues desde que empezó la emergencia los crímenes y actos violentos se han repetido con mayor saña, como si más bien los hubiese estimulado.

Es verdad que muchos de los homicidios registrados en estas semanas son ajustes de cuentas entre delincuentes, pero eso habla también de la forma en que ellos están reinando sobre Trujillo y sus alrededores de manera especial, de la forma en que hacen de las suyas a sabiendas de que nadie les puede decir nada. Decir que la mayoría de homicidios obedece a venganzas entre los mismos criminales no debería ser un argumento de defensa para las autoridades, pues eso es aceptar que se pueden estar matando entre ellos en nuestras propias narices y que debemos resignarnos a ver las balas y la sangre salpicándonos a diario. Ninguna sociedad puede soportar una batahola matarife como esta.

Pero ya estamos en estado de emergencia, y se tienen que desarrollar las acciones previstas. Ojalá se aproveche al menos esto para adquirir los recursos que son necesarios para los trabajos de patrullaje y demás. Sin embargo esto, ya se sabe, no es el problema principal. Puede ser una parte del mismo, pero hay asuntos más graves.

El asunto pasa, sobre todo, por la inteligencia policial, que se necesita de modo prolijo y sobre todo libre de corrupción. Sí, la ola delictiva no se va a reducir si es que no se cambia esa raíz corrupta que hace que policías y criminales se entrelacen y coordinen como socios. Lo que se necesita es una reforma policial apoyada por medidas similares que involucren también a los operadores de justicia, a los jueces y fiscales. Pero eso es muy difícil sin liderazgos políticos claros que deben venir desde el Ejecutivo. Lamentablemente, poco o nada se podrá a avanzar si no se ataca este problema de fondo que permite a los criminales sentirse en salvaguarda, protegidos y ayudados.

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