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Acaba de terminar el primer mes de la gestión de Elidio Espinoza y más de uno de sus votantes parece no poder ocultar esa mueca de decepción que hoy se le dibuja en el rostro.

Ha comenzado cometiendo torpezas, dicen algunos. Esos nombramientos de la gente que ha llevado han sido de lo peor, señalan otros. Le falta experiencia política, observan también por ahí (como si eso no hubiese sido obvio desde la campaña).

A estas mismas personas que parecen no estar satisfechas en este inicio de gestión, yo les digo: ¿qué esperaban?, ¿de qué se extrañan? ¿Acaso no conocían a quién elegían?

En el Perú hay una tradición peligrosa y atávica que consiste en preferir a los caudillos por encima de los cuadros políticos. Tan desengañados estamos en el Perú de los políticos que buscamos a quienes se muestran lejanos a ellos, lo que termina siendo una decisión casi suicida.

Sí, es una decisión casi suicida: ¿O acaso usted, que ahora lee estas líneas, dejaría de acudir a un dentista por alguna o algunas malas experiencias en el pasado y pondría su dentadura en manos de, por ejemplo, un mecánico?

Además, nos olvidamos que en la democracia no es una persona la que gobierna, sino un equipo, un aparato organizacional, un sistema, un modelo, un partido o movimiento. Con todas sus complejidades. Y un político justamente debe reunir las competencias y cualidades de un líder (de dicho movimiento u organización) que conoce el entramado de ese juego que es la democracia.

Que alguien me diga: ¿qué experiencia o logro político ha tenido el señor Elidio Espinoza antes de llegar a la alcaldía de Trujillo?

Seamos más benignos: ¿qué mérito ostenta el actual alcalde antes de ser electo? ¿Ser acusado de liderar un “escuadrón de la muerte” que asesinó a presuntos delincuentes acaso debe contar como virtud?

César Acuña, con todo lo que le podemos cuestionar y criticar, al menos llegó a la alcaldía tras haberse hecho un camino como empresario y político. A José Murgia se le puede criticar desde distintos ámbitos, pero nadie le puede quitar el mérito de haberse mantenido vigente en la política durante treinta años. Pero, ¿qué hay de Elidio Espinoza?

No basta el cuento del “outsider” para gobernar una ciudad como Trujillo. Solo nos queda esperar que los buenos elementos, que por suerte también los hay en el nuevo equipo edil, prevalezcan sobre la inexperiencia, improvisación y oportunismo que campea en la nueva administración edil.