Al menos 80 viviendas de los sectores dos y tres de Wichanzao se inundaron y los propietarios perdieron todos sus bienes. Ante la falta de apoyo oportuno un morador puso a disposición un cargador frontal para retirar la tierra y el lodo.
Al menos 80 viviendas de los sectores dos y tres de Wichanzao se inundaron y los propietarios perdieron todos sus bienes. Ante la falta de apoyo oportuno un morador puso a disposición un cargador frontal para retirar la tierra y el lodo.

Cuando alguien vive una situación traumática en la que el dolor, desesperación y angustia nos marcan en lo más profundo de nuestro ser, un sistema de autodefensa de nuestro organismo se activa y nos empuja a tratar de olvidar ese episodio.

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Sin embargo, para los moradores del sector Wichanzao, en el distrito de La Esperanza, y los que radican cerca al cerro Cabras, eso es algo que no pueden hacer, pues cada cierto tiempo, sobre todo cuando llueve con intensidad considerable, la desgracia vuelve a tocar la puerta de sus casas y la de sus corazones.

Ayer, desde las 3 de la mañana, vieron cómo la trágica historia de perderlo todo por la fuerza del agua y lodo se repitió como un eco interminable. Lo vivieron en 2017 con el fenómeno El Niño, en 2023 con el ciclón Yaku y ahora (marzo de 2024) reviven la misma pesadilla.

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De acuerdo con un conteo extraoficial de los vecinos, fueron al menos 80 las casas afectadas por la lluvia que duró casi cinco horas y la activación de la quebrada “Indoamérica”. El agua ingresaba por los techos de los inmuebles y el lodo, por las puertas.

Con palanas, baldes y escobas los moradores de la avenida Indoamérica y los sectores dos y tres de Wichanzao trataron de retirar el agua y lodo de sus viviendas, pero la fuerza de la naturaleza pudo más y al poco tiempo solo tuvieron que ver cómo sus artefactos electrodomésticos, camas, prendas de vestir y la infraestructura de sus casas era afectada por el barro y toneladas de tierra que arrastró el huaico.

Los vecinos esperaron la ayuda de las autoridades, pero esta no llegaba. Es así que uno de los moradores que es propietario de un cargador frontal tuvo que prestar la maquinaria para retirar el lodo y barro de las calles.

“No vamos a esperar más a la autoridad edil. He prestado el cargador frontal por dos horas”, dijo el propietario de la unidad, José Sagástegui.

Fue la vecina Ludy Zabolla quien operó la pesada maquinaria ante la sorpresa y admiración de los habitantes del lugar.

“Es urgente que envíen bombas para poder sacar el agua de las casas y más maquinaria pesada. Necesitamos apoyo, les pedimos a las autoridades que se acuerden de nosotros. Hemos pedido hace mucho tiempo que construyan un muro de contención, pero no han hecho nada”, señaló Walter Vera Vásquez.

También recordó que el año pasado, el alcalde (Wilmer Sánchez) llegó por la zona y ofreció las obras de prevención, pero aún no se han ejecutado.

Según el vecino Ramiro Paredes Ávila, la situación en el lugar se agravó debido a que colapsó el sistema de alcantarillado y hubo corte de energía eléctrica.

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AYUDA

Ante la ausencia de las autoridades políticas, miembros de la Policía Nacional del Perú llegaron a ayudar a los vecinos afectados.

Horas después personal del Ejército también llegó hasta la avenida Indoamérica para ayudar a retirar la tierra que obstaculizaba la vía.

Pasado el mediodía, el gobernador de La Libertad, César Acuña; el alcalde de Trujillo, Mario Reyna; y el burgomaestre de La Esperanza, Wilmer Sánchez, llegaron a las zonas afectadas para supervisar acciones de respuesta ante la emergencia y visitar a las familias afectadas.

HOSPITAL INUNDADO

Cabe indicar que diferentes áreas del Hospital Jerusalén del distrito de La Esperanza quedaron inundadas tras la intensa lluvia. Se tuvo que suspender la atención.

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