Por ejemplo, podríamos pedirle al gobernador César Acuña, que por lo visto tiene muy buenas migas con el gobierno de Dina Boluarte, que haga algo al respecto.
Por ejemplo, podríamos pedirle al gobernador César Acuña, que por lo visto tiene muy buenas migas con el gobierno de Dina Boluarte, que haga algo al respecto.

¿Qué hacemos con el incremento del crimen? ¿Qué hacemos con la pérdida total de autoridad, al punto de que el hampa impone sus reglas y su terror sin que nadie pueda hacer nada al respecto? Lo más peligroso, encima, es que esto lleva a la ciudadanía a desear salidas extremas, mano de hierro y medidas muchas veces al margen de la ley para combatir a los que están fuera de la ley.

Por ejemplo, ese prurito de pedir que nos salgamos del pacto de San José, que denunciemos a la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Hemos llegado a un punto en que medios periodísticos que se supone serios ahora pidan eso en una portada, acusando a dicho organismo de “caviar” (sí, con ese término de marras). Pero ¿saben quiénes han salido de esa corte? Pues Venezuela. Y en las mismas anda Nicaragua. Ambos países gobernados por sátrapas dictadores que no respetan los derechos humanos, justamente.

Aún más, meter el tema de la CIDH es desviar la atención de los verdaderos responsables. Antes que buscar chivos expiatorios debemos apuntar a quienes nos gobiernan desde los distintos niveles de poder. Y esto incluye no solo a los políticos que están por ahora en el poder, sino también a la Policía y los operadores de justicia. Ellos son quienes nos deben explicaciones en primer lugar. Ellos están en la obligación de solucionar este gran problema que nos tiene sumidos en la desesperación.

Por ejemplo, podríamos pedirle al gobernador César Acuña, que por lo visto tiene muy buenas migas con el gobierno de Dina Boluarte, que haga algo al respecto. Quizás podría Acuña presionar más y evaluar, como la autoridad que es, si la gestión del actual director policial está a la altura.

Tampoco vemos mucho interés en el asunto de parte de los congresistas liberteños. Ellos que votan para blindar al gobierno y a sus ministros, ellos que han declinado de su función fiscalizadora y que ahora tienen influencia en el gobieno central. ¿Por qué no meten alguna presión? ¿Por qué no se preocupan un poco en toda esta situación que nos afecta?

Estamos jodidos, como podemos ver. Pero lo peor es tener autoridades que no están a la altura del problema.

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