La historia del soborno que persigue a dirigente de UCV
La historia del soborno que persigue a dirigente de UCV

Hace dieciséis años atrás, el actual gerente deportivo de la , Aniceto Vásquez, afrontó un escándalo similar al que hoy empaña al club al que pertenece.

La ironía del destino quiso que sea él mismo quien esté a la cabeza de la institución ahora que nuevamente las denuncias sobre “arreglos” de partidos de fútbol lo remecen. Hoy, no sabemos cómo terminará la historia, tras la revelación de audios comprometedores, pero en el año 2001 Aniceto Vásquez tuvo que acatar una dura sanción de suspensión que lo alejó del fútbol por años. ¿La causa? Un intento de soborno a un arquero para que “aflojara” las manos y así su equipo pueda asegurar la victoria.

El arquero era Renato Rabines, del Carlos A. Mannucci. Rabines terminó siendo para muchos el héroe de esta historia, pues permitió dar a conocer las intenciones de los dirigentes de Universidad César Vallejo y hacer la denuncia respectiva que terminó con la sanción de Vásquez y Max Urbina, representantes del club poeta, que buscaba entonces el título de Pimera División de Trujillo.

Renato Rabines hoy es un conocido preparador de arqueros. En su memoria, aún perdura aquel incidente de hace 16 años que generó todo un escándalo en el medio local.

HECHOS. Para el exarquero del Mannucci fue raro que un día antes del partido entre ambas escuadras los representantes de Vallejo lo hayan ido a buscar. Y por eso actuó: “Conseguí una grabadora de bolsillo, y en la segunda vez que fueron a mi casa grabé completamente la conversación”.

Rabines escondió en su casaca la grabadora y así se dio la conversación con los dirigentes vallejianos. Conforme a su relato, y al audio, ellos le dijeron que no venían a faltarle el respeto, sino a tratar de incentivarlos, de motivarlos, darles una mano.

“Diplomáticamente me dijeron que juegue en forma desleal contra mis compañeros, contra la camiseta que estaba defendiendo”, dice.

Cuenta que fingió interés: “Me dejaron una cantidad, unos 300 soles. Me iban a pagar 500 o 600, y después del partido terminaban de darme el ‘incentivo’”.

A la mañana siguiente, horas antes del partido, se acercó a la notaría a dejar el dinero y también el audio, junto al abogado del Mannucci de entonces, Oscar Loyola Zurita.

BATALLA DE HONOR. El incidente que fue grabado y denunciado se dio el martes a las 11 de la noche, y el partido entre Vallejo y Mannucci se jugaba al día siguiente, a las 3 de la tarde. A la hora del partido, el escándalo era público: el audio había sido filtrado a algunos medios locales.

El periodista Oswaldo Rivasplata, que era responsable de deportes del vespertino Satélite, le dio una amplia cobertura al caso. “Fue un escándalo. Lo publicamos, transcribimos todo ese audio, y también Ricardo Cruzado lo tocó en su programa”, rememora.

Así, el partido del Mansiche tuvo los ingredientes de una batalla de honor.

Hubo un expulsado, el “cholo” Andonaire, jugador clave en Mannucci. Jimmy Gutiérrez, de los tricolores, anotó el primer gol y su celebración se quedó en la retina de quienes estuvieron en el estadio: corrió hacia la banca de Vallejo y tiró la fotocopia de un billete de 100 soles.

Vallejo, sin embargo, empató faltando pocos minutos. Terminaron 1-1.

A POSTERIORI. La historia, por supuesto, no terminó con el partido. Renato Rabines cuenta que recibió llamadas anónimas a su casa. “Me dijeron de la ‘A’ a la ‘Z’, que no sabía con quiénes me había metido, que eran gente muy influyente. No me creerás, creo que dos semanas no salí de mi casa”, dice.

La respuesta de los dirigentes vallejianos a la denuncia fue curiosa, por decirlo de algún modo. Dijeron que les habían imitado la voz en la grabación. Lo negaron todo.

Hoy, 16 años después, es similar. Tras ser contactado por este diario, Aniceto Vásquez afirma que fue a buscar al entonces arquero de Mannucci con la intención de probar su honestidad. “Nosotros habíamos sabido de sus antecedentes con su anterior equipo, y como queríamos contratarlo, fuimos a verlo para saber cómo actuaba”, señala.

Vásquez, quien recibió una suspensión de cinco años por ese escándalo, niega que haya cometido una falta, y afirma que no apeló porque “no nos interesaba, ya sabíamos cómo estaban conformadas las comisiones de justicia”.

Lo cierto es que cuando el caso se investigó en Trujillo, las autoridades determinaron una sanción de tres años para los tres, es decir, para los dirigentes de Vallejo y para el denunciante, el arquero Renato Rabines, por estar “implicado”.

Rabines apeló y el caso fue resuelto en Lima. El resultado fue los cinco años de suspensión para Aniceto Vásquez y Max Urbina. Y el portero tricolor quedó absuelto. Podía jugar, estaba apto, pero tuvo que viajar para trabajar porque el fútbol no le daba que comer. Así que lo hizo con la frente en alto y regresó tiempo después. Pero esa es ya otra historia.

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