En las próximas elecciones que se realizarán en 2022 es posible que el Apra no participe, y entonces algunos de sus representantes se auparán probablemente al barco político que más les convenga.

EN LA UNIVERSIDAD LA UNI ALGUNOS MIEMBROS DE MESA NO VINIERON EN CONSECUENCIA HUBO COLAS EN LAS AULAS
VOTACIONES EN LA UNIVERSIDAD DE INGENIERIA
En las próximas elecciones que se realizarán en 2022 es posible que el Apra no participe, y entonces algunos de sus representantes se auparán probablemente al barco político que más les convenga. EN LA UNIVERSIDAD LA UNI ALGUNOS MIEMBROS DE MESA NO VINIERON EN CONSECUENCIA HUBO COLAS EN LAS AULAS VOTACIONES EN LA UNIVERSIDAD DE INGENIERIA

La tercera opción. Con ese término calificamos años atrás a esa fuerza política que aparecía como una alternativa entre el Apra y Alianza Para el Progreso, partidos hegemónicos en La Libertad sobre los cuales ha recaído el bolsón electoral en estos años. Claro que, en la última década por lo menos, la predominancia ha estado, sobre todo, en el partido que lidera César Acuña.

En realidad, la llamada tercera opción era la segunda opción, aquella que buscaba romper la hegemonía que mantuvo el Apra en las décadas pasadas y en los primeros años de los dos mil. Pero esa segunda opción quedó desplazada a la tercera vía cuando Acuña y su partido emergieron con su maquinaria.

La tercera opción buscó materializarse a través de proyectos políticos más locales. Súmate fue el caso más concreto, liderado por el empeño aún juvenil de ese entonces de Luis Alberto Sánchez y Miguel Rodríguez Albán. Con ellos, otros políticos y organizaciones se juntaron para poder dar el golpe sobre la mesa. No lo lograron en estricto, pero Súmate y sus aliados de ocasión lograron ganar en algunos distritos y provincias.

Aun así, la tercera opción seguía sin dar el salto que hubiese significado ganar los dos grandes desafíos electorales: la alcaldía de Trujillo y el Gobierno Regional de La Libertad. En el año 2014, sin embargo, alguien que llegó también como una tercera opción sí lo logró desde el caudillismo: Elidio Espinoza.

El movimiento político de Elidio Espinoza fue un ejercicio de aglutinación en torno al personaje que se había hecho célebre por su accionar policial (no exento de controversia). No tenía un ideario o doctrina propia en sí, aunque quizás sí prevalecía la idea del combate de la inseguridad. De modo que con el desprestigio político del líder durante sus años como alcalde de Trujillo (sumado a las revelaciones cada vez más complicadas del “Escuadrón de la muerte”), el movimiento se fue derruyendo hasta extinguirse. Antes incluso de la lamentable partida de Espinoza Quispe este año, a causa del coronavirus.

En las próximas elecciones que se realizarán en 2022 es posible que el Apra no participe, y entonces algunos de sus representantes se auparán probablemente al barco político que más les convenga. Alianza Para el Progreso, a su vez, sufre un duro golpe de descrédito debido a las condenas a exalcaldes apepistas (Daniel Marcelo, Roger Quispe, Carlos Vásquez Llamo, entre otros) y tiene a algunos renunciantes buscando agrupación. Uno podría pensar que el escenario se presenta inmejorable para la irrupción de la tan mentada tercera opción, pero ya quedan pocos meses y no se avizora aún nada concreto.