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Siempre estamos pendientes de las reformas en el transporte que emprenda la autoridad municipal, regional o nacional, pero muy pocos aceptamos nuestros errores como peatones y choferes, siendo parte de esta problemática. Solo sabemos quejarnos. El día que esto se revierta, recién podremos lograr un verdadero cambio. Antes, no. Ni soñarlo.

Vivimos en un mundo agitado. En las calles el temperamento de la gente se muestra a flor de piel, los peatones apurados quieren ganarle al automóvil, mientras los choferes intentar ir más rápido que la luz roja y el policía de tránsito (no todos) quiere recibir alguito más de su remuneración mensual, un círculo vicioso que es el pan de cada día en el espacio que nos movemos.

Un día cualquiera. Un ciudadano apurado por hacer sus trámites sale de su casa con el ánimo tiritando. Toma una mototaxi o un taxi en cualquier parte de la calle. No lo hace en las esquinas y menos utiliza los paraderos -si los existieran-. Apura al chofer y hasta promete pagarle más si este hace un kilómetro en menos de 30 segundos.

El mismo día. Un conductor recibe a su pasajero y si lo motivan con el chinchín puede hasta que ingrese en contra en una calle o asuma que es piloto de Fórmula 1. ¡Ay, si se cruza otro vehículo! Las madres pagan por la mala educación de los pilotos. Si no hay mucho tráfico, no respetará que por una avenida no puede exceder los 60Km/h, ni que por una calle supere los 40Km/h; menos que por un colegio vaya a 30KM/h.

Un día de trabajo. El policía patrulla la zona en motocicleta. Se para en una esquina poco transitada y ve que un taxista conduce a toda marcha por una calle en contra del sentido vehicular. ¡Prrrr!. ¡Pare, señor! Documentos. Bien. Mientras revisa los papeles espeta: Tiene una multa por transitar a excesiva velocidad e ir en contra. Ya, olvidemos el sentido en contra. ¿Cómo hacemos con su rapidez? Listo. Vaya y tenga cuidado.

¿Esta corta historia le parece conocida?, ¿parecen correctos estos tres personajes?, ¿hacemos algo para que no se vuelva un estribillo del día o contribuimos con esto? Allí tienen a una parte del problema del transporte: no nos damos cuenta o nos hacemos los ciegos, pero nos gusta exigir un cambio sin cambiar nuestra actitud.

PD: Esta columna la publiqué para las regiones de Lambayeque, Piura y Tumbes. Pero, esta es una realidad que se ajusta a cualquier ciudad del Perú, como Chimbote, Trujillo o la que usted desee elegir de nuestro país.

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