Muchas zonas de la ciudad llevan una semana sin agua.  En medio de estas temperaturas tan altas y con este barro invadiéndolo todo, cientos de trujillanos padecen la falta de este recurso tan elemental.
Muchas zonas de la ciudad llevan una semana sin agua. En medio de estas temperaturas tan altas y con este barro invadiéndolo todo, cientos de trujillanos padecen la falta de este recurso tan elemental.

Es deprimente salir a las calles de Trujillo para darse una vuelta. El barro seco lo invade todo, los zapatos y la ropa se empolva, las fachadas y las pistas y veredas lucen agresivamente sucias. Uno siente que hasta mastica la tierra que está flotando en el aire por estos días.

Ante esto, y ante la falta de ayuda de parte de las autoridades que deberían cumplir con estar al servicio de la ciudadanía, han sido los mismos vecinos quienes se están poniendo a limpiar, como pueden, el bochornoso empolvamiento de las calles.

Un solo día llovió intensamente en Trujillo. En realidad, fueron solo unas horas la noche del viernes 10. Pero fue suficiente para hacer colapsar una ciudad que se precia de ser la segunda o tercera del país.

Muchas zonas de la ciudad llevan una semana sin agua. En medio de estas temperaturas tan altas y con este barro invadiéndolo todo, cientos de trujillanos padecen la falta de este recurso tan elemental. Las precipitaciones dañaron el canal madre de Chavimochic, que abastece de agua potable a la ciudad. Y la gente lo sufre, con toda la insalubridad que esto significa. Nos pasó hace 6 años y volvió a pasar hoy. No hay aprendizaje. No hay previsión. No hay un mínimo de gestión en la prevención.

Esto es lo que pasa cuando no hay proyecto serio de ciudad, cuando una sociedad tolera la mediocridad en la gestión pública y la corrupción institucionalizada, cuando nos conformamos con lo peor sin chistar.

Como bien lo decía un vecino de unas de las zonas más infestadas por el barro y la contaminación, el alcalde de Trujillo “está más pendiente de pelearse con todos, antes que de ayudar a la gente”. Mientras que el señor César Acuña y su gente apepista no asumen un mínimo de responsabilidad en este desastre sin prevención, al haber gobernado la ciudad y la región desde hace ya varios años. Esta es nuestra realidad.

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