José Ramírez busca, en los espacios más lejanos del tiempo, aquellos recuerdos que le permiten recrear un universo poético de momentos infantiles y familiares que se impregnan en el presente.
José Ramírez busca, en los espacios más lejanos del tiempo, aquellos recuerdos que le permiten recrear un universo poético de momentos infantiles y familiares que se impregnan en el presente.

La se manifiesta como un modo de expresión en el que la imagen y el ritmo revelan sentimientos y esconden intenciones. El poeta es el que atiende y vigila los diferentes sonidos y silencios del mundo. Para Reinaldo Arenas, poeta es una condición fatal que se convierte en dicha solo cuando logra expresarse cabalmente; “expresar es su condición de ser”. El quehacer poético, en este sentido, es un ejercicio constante de encuentros y desavenencias en el que el autor lucha consigo mismo para sacar de sí aspectos que en muchos casos ni siquiera él puede imaginar. Desde mi perspectiva, esto último es lo que le sucede a José Ramírez con la publicación de su poemario Itinerario del solista; el poeta busca en los espacios más lejanos del tiempo aquellos recuerdos que le permiten recrear un universo poético en el que los momentos familiares y las imágenes de la infancia se impregnan en el presente.

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En su libro Itinerario del solista José Ramírez propone una poética del recuerdo para consolidar imágenes nostálgicas y reflexivas que evalúan, desde la memoria, la problemática del presente; “Madre, / ¿a qué hora vas a llevarme a la escuela? / tengo deseos de aprender a ser alguien”. El sujeto lírico habita una línea de tiempo distinta a la recreación del recuerdo, sin embargo, se coloca metafóricamente en la misma, dándonos la sensación de que el pasado se confunde con el presente. En el poema Espuma sucede la misma situación; esta vez desde la mirada tierna y grácil que reconoce el esfuerzo y el sacrificio materno; “en una tina grande / y ayudada por una tabla graciosa / mi madre lavaba, horas sobre horas / la reciente amargura de mi ropa”. Este poema pertenece a Retrato familiar, la primera sección del poemario. Desde mi perspectiva considero que Espuma es uno de los textos más significativos, sobre todo, por su sentido reflexivo y melancólico; “más con los años / mi madre ha empezado a perder fuerza / y yo me he convertido en la espuma / en el molde frío donde despercude los ojos”.

Idealismo y emociones

En la segunda parte del poemario titulada Por eso no compro flores, el sujeto lírico sigue la línea del recuerdo y la reflexión, pero esta vez desde el reconocimiento de la madurez y el paso del tiempo; la misma poética reflexiva recrea el pasado, pero con un tono más racional y crítico sobre las relaciones humanas y las emociones sentimentales; “yo, hombre mayor / que ha vivido a raya / y ha escuchado finales fragorosas / no pude, sin embargo, / ensombrecer lo que decías…” Las posibilidades y los retos de la juventud que se fundamental principalmente en lo emocional en este caso se detienen ante la racional vida adulta. Este segmento también nos ofrece la posibilidad de repensar las relaciones sentimentales desde un posible conflicto en el que los amantes jamás coinciden en sus pareceres; “una mujer, si es tu mujer / no comprende / por qué hay un poema a tu primera novia / en medio de un libro que leíste hace mucho / y que ella acomoda buenamente en tu armario”. Al final del poemario, más allá de la difícil comprensión que debe plantearse entre hombres y mujeres, la voz poética recomienda aceptación; “bésala, dile algo hermoso / que la poesía es vida azarosa / que a veces hallamos casualmente”.

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Arte poética

La tercera parte del poemario se titula Vano oficio y nos ofrece la posibilidad de conocer las diferentes nociones que tiene el poeta sobre la escritura lírica. En su reflexión, el sujeto lírico nos va a decir que la poesía necesariamente debe escribirse desde la piel, desde el sinceramiento y la revelación; “los poemas que no guardan / relación con uno mismo / son los más difíciles de escribir / porque tarde o temprano muestran / la verdadera personalidad del artista”. Hay un aspecto importante en este último fragmento: el quehacer poético tarde o temprano revela el modo de ser del poeta aun cuando este se esconde en el protagonista de la escritura. La última parte del lleva el nombre del poemario y encierra la concepción del artista frente a las distintas problemáticas del mundo, así como a las distintas complejidades que invaden el alma humana; “en la mesa de palo se tiende la cosecha de mi hambre /y yo no tengo estantes en mi pecho / para alojar el cariño de todos”. Al final de su lectura, los lectores de Itinerario del solista entendemos que lo cotidiano es un cúmulo de sensaciones que pasan de forma fugaz, pero que inconscientemente se instalan en nuestro imaginario para que, de un momento a otros nos asalte y nos humanice.

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