Virus de desinformación
Virus de desinformación

Escrito por Omar Aliaga 

El pasado martes una buena iniciativa se vio concretada entre el Gobierno Regional de La Libertad y el Colegio de Periodistas: se hicieron test de descarte de Covid-19 a grupos de periodistas de Trujillo. Así, un grupo del equipo de Diario Correo, el más expuesto por el tipo de cobertura que ejerce, pasó por las pruebas rápidas.

Ese mismo martes por la tarde estaba concentrado en el trabajo de cierre de edición, cuando recibí una llamada de un directivo del Colegio de Periodistas.

-¿Ya sabes lo de…? –me dijo, y mencionó a continuación el nombre de un reportero del diario, a quien llamaré Z.

-No, ¿qué pasó? –respondí, con el corazón latiendo más fuerte.

Me dijo, entonces, que al parecer el muchacho Z había dado positivo a la prueba del temible virus, que eso al menos había “escuchado”, y que estaban para apoyar en todo lo que se pueda y si es posible ver la situación del resto de la redacción. Entendí que la preocupación era legítima y genuina, y solo atiné a decirle que primero confirmaría el dato, pues, como él mismo me recalcó: “Es lo que he escuchado”.

Me comuniqué de inmediato con Z, y me explicó. Como le había comentado al médico que le aplicó la prueba que tenía un ligero dolor de garganta, le preguntaron por dónde estuvo estos días, y Z respondió que estuvo en coberturas por lugares como el mercado La Hermelinda y el Alto Trujillo. Por precaución, entonces, le obviaron la prueba rápida y le hicieron directamente la molecular, la infalible. Y le dispusieron aislamiento por 48 horas.

Volví a llamar al directivo del Colegio de Periodistas para explicarle eso y para aclararle además que, aun si fuera positivo, en el diario estamos aplicando el teletrabajo hace algunas semanas y no nos reunimos de modo presencial desde marzo. Pero la bola ya había rodado. Los periodistas, amantes del chisme con sello de confirmado, solemos contar en secreto infidencias con la advertencia de no se lo digas a nadie. Y en este caso el teléfono se había malogrado. Todos lo daban como positivo de Covid-19.

La noche de ese martes recibí otra llamada. Desde el gobierno regional (que a su vez había recibido otra llamada de un periodista de otro medio dándoles la “primicia”) me preguntaban por Z y por todos los periodistas del diario que ahora estaban bajo la lupa sanitaria. En la mañana siguiente, conversaciones de WhatsApp advertían de un contagio masivo mediático, todos jodidos e infectados, presas del pánico. Y yo, sinceramente, estaba hasta la coronilla y molesto con la distorsión e infidencia nociva de parte de los colegas, justamente los profesionales de la información comprobable.

Encima, los resultados de la famosa prueba molecular de Z, programados para el jueves, llegaron recién ayer domingo. Un detalle que revela cómo actúan los protocolos de salud.

“Ya me habían cremado”, comentó Z al contar esos resultados. Pero en medio de la broma, vale esta anécdota para recordar que nadie está libre del coronavirus y hay que tomarlo como parte de esta nueva normalidad. Y que nadie tampoco está libre de la desinformación, ni siquiera los periodistas.

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