El libro lleva biográfico y académico prólogo de Teodoro Rivero, junto al prefacio investigativo y polémico de Chrystian Zegarra.
El libro lleva biográfico y académico prólogo de Teodoro Rivero, junto al prefacio investigativo y polémico de Chrystian Zegarra.

A Luis Valle Goicochea se lo considera más como escritor para niños y jóvenes. Sin embargo, para demostrar otras categorizaciones, en 2012 se publicó –bajo el título de su novela autobiográfica– “Los zapatos de cordobán”, escritos en prosa fichados entre 1928 y 1949. Obviamente, este deslinde es polémico. A pesar de esta disyuntiva, lo que no debe quedar en duda es que nuestro escritor nacido en La Soledad () es uno de los pilares de la literatura peruana que se expresó en diferentes géneros y formas literarias.

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“Los zapatos de cordobán: escritos en prosa (1928-1949)” presenta como editores a Chrystian Zegarra y Luis Valle Cisneros, quienes unidos por familiaridad han cumplido con difundir la obra más completa, de la que ya conocíamos: Las canciones de Rinono y Papagil (1932), El sábado y la casa (1934), Al oído de este niño (1935), La elegía tremenda (1936), Los zapatos de cordobán (1938), Parva (1938), Paz en la tierra (1939) Sal (1939), Amor acecha (1939), Miss Lucy King (1940), Marianita Coronel (1943), 1945, Jacobina sietesolios (1946), El naranjito de Quito (1951) y El árbol que no retoña” (Inconcluso).

Luis Valle Goicochea no solo debe ser reconocido por su obra dirigida a niños y jóvenes, sino que merece justa audiencia, por cuanto, como señaló el gran poeta Emilio Adolfo Westphalen, presenta poemas de expresión concisa en “donde predominan la ternura y la nostalgia, pero no dejan de aflorar negros presentimientos que luego han –al parecer– de entenebrecer por entero la visión de poeta, aunque la tristeza, la desolación, la angustia se expresen de un modo muy particular”, tal como fue su vida franciscana versus sus ideales de vida con ternura y bien común.

Chrystian Zegarra argumenta que los textos periodísticos recopilados en este volumen tienen el objetivo de presentar a un escritor complejo y, por lo tanto, insta a los lectores a que no tan solo se considere al registro parcial y unidimensional como autor de literatura infantil, sino que, por la esencia y contenido de su obra, se lo valore como un poeta más integral demandando otros códigos de reconocimiento, como también propone Alberto Alarcón.

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Por ello, el trabajo acucioso e incansable que Luis Valle Cisneros (sobrino del poeta) ha hecho desde las fuentes impresas originales es encomiable. Desde la Biblioteca Nacional a los archivos de La Industria y El Comercio, hurgó para trascribir la mayoría de los textos incluidos en este libro y que, hoy, resultan imprescindibles para quienes opten por valorar más aún la obra del autor de “Rinono y papagil”.

A pesar de lo difundido, aún queda material ensayístico y prosaico para continuar compilando y clasificando, por cuanto de su poesía, ya se han publicado dos volúmenes (1974 y 2005); sin embargo, se carece de una investigación sistemática y estructurada de su narrativa (cuento, novela, y otros escritos en prosa) en los cuales se aprecie diversos estilos y variados pensamientos en sus contenidos.

El libro lleva biográfico y académico prólogo de Teodoro Rivero, junto al prefacio investigativo y polémico de Chrystian Zegarra. Enhorabuena, difundir más a Valle Goicochea, quien en 1927 junto a Ciro Alegría y Mariano Alcántara, muy jóvenes, llegaron a reunirse con los consagrados del Grupo Norte.

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