Dolor e incertidumbre tras incendio de bus que dejó 17 fallecidos
Dolor e incertidumbre tras incendio de bus que dejó 17 fallecidos

Milagros dice que su abuela Ricardina estuvo dudando hasta el último momento sobre su viaje a , el pasado jueves 28 de marzo, para el cumpleaños de uno de los más jóvenes miembros de la familia. Tal vez algo le hacía presagiar que no volvería a su casa en Batangrande, Ferreñafe, donde ahora una vela ilumina su fotografía.

Ricardina López Juárez (75) y su nuera, Manuela Rodríguez Varela (48), figuran entre las 17 víctimas mortales del incendio de un bus de la empresa Sajy, registrado la noche del último domingo en San Martín de Porres. Estaban a punto de partir de la capital y volver a Ferreñafe cuando ocurrió el desastre. La nieta de Manuela, una niña de 5 años que viajaba con ellas, fue la única que logró sobrevivir.

IRREPARABLE

La voz de José Augusto Figueroa López, de 53 años, se quiebra cuando habla de las señoras Ricardina y Manuela. Su mirada alberga todo el dolor que puede sentir un hombre tras perder a su madre y a su esposa.

“Mi sobrino llamó por la noche diciendo que el carro donde estaba mi mamá se había incendiado. Luego nos dirían que el cuerpo de mi señora aún no lo habían identificado, que tenía que hacerse una prueba de ADN”, señala.

De acuerdo al Ministerio Público, en un plazo máximo de 48 horas se terminaría de identificar a las 17 víctimas del siniestro. La fiscal adjunta provincial de Lima, Lidia Mendoza, indicó que resulta difícil reconocer a los cuerpos debido al “avanzado estado” de sus quemaduras.

Mientras tanto, en su vivienda de la unidad vecinal La Balsa, Batangrande, la espera se hace eterna para los deudos de ambas mujeres. Su principal preocupación ahora es que los restos de sus seres queridos retornen al hogar para poder darles sepultura. Piden, por supuesto, que la empresa de transportes Sajy Bus se haga responsable.

“Siempre viajaban en esa empresa, por ser la que más rápido llegaba y también la que tenía los carros mejor aseados. El que menos viajaba en esa empresa”, menciona José Augusto, quien trabaja en Olmos, en una planta exportadora de palta.

Su joven hija, María Figueroa Rodríguez, ya había partido hacia Lima para reecontrarse con la pequeña de 5 años que milagrosamente escapó de las llamas. Ricardina y Manuela habrían logrado sacarla por la ventana del bus mientras la desesperación se apoderaba del resto de los pasajeros. Eran más de las 8:00 de la noche y, desde Batangrande, una de las hijas de Ricardina llamaba al celular de su madre, sin obtener respuesta.

“Nos quedamos preocupados. Poco después, veríamos la noticia en la televisión. Al principio, no lo queríamos creer”, dice Milagros, nieta de Ricardina.

FATALIDAD

Dos meses de embarazo tenía Elizabeth Carrillo Chileno, de 39 años. Ella y sus dos hijos, Jonathan Carranza Carrillo (22) y el pequeño David, de apenas un año y nueve meses de nacido, también se disponían a volver desde Lima en el vehículo incendiado de la empresa Sajy. Sus familiares los esperaban en el distrito de Pueblo Nuevo, Ferreñafe.

“Mi sobrina y sus dos hijos venían para la misa del mes de fallecido que le íbamos hacer a mi hermano. Ella siempre vivió muy pendiente de él y a pesar que vivía en Lima desde hace 11 años, siempre venía. Esto nos ha chocado mucho”, expresa Alejandrina Carrillo, tía de la fallecida.

Su familia ha encendido velas en la casa de la cuadra cuatro de la calle Miguel Pasco, en Pueblo Nuevo. Saben que no volverán a verla andar por esta vivienda en la que creció y solo esperan avanzar con el papeleo para traer los cuerpos hasta Ferreñafe.

En cuestión de segundos, la muerte se llevó a sus seres queridos y, sin embargo, a estas familias les ha tocado seguir esperando, entre sollozos, el más triste de los retornos. 

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