Como parte de una intervención estética en el entorno del nuevo Aeropuerto Internacional Jorge Chávez, se inició la instalación de gigantografías con imágenes de flores y hojas sobre el muro que colinda con el río Rímac, en los exteriores del terminal ubicado en el Callao.
La medida busca mejorar visualmente el ingreso al aeropuerto más moderno del país, especialmente en la avenida Morales Duárez, una de las principales vías de acceso. Las imágenes colocadas sobre paneles simulan áreas verdes en una zona marcada por ausencia de vegetación, acumulación de residuos sólidos y vertimientos de aguas residuales.
La intervención coincide con la fase de marcha blanca del aeropuerto, iniciada el 15 de mayo con vuelos controlados de cinco aerolíneas internacionales. Sin embargo, ha generado críticas por su carácter simbólico y no estructural, al no atender los problemas ambientales persistentes.
Canal N registró a obreros desplegando las gigantografías, cuyas imágenes contrastan con el estado real del entorno. Vecinos y transeúntes han cuestionado la pertinencia de la medida, señalando que la zona continúa afectada por quema de basura, desechos acumulados y la descarga de aguas residuales domésticas directamente al cauce.
El 25 de octubre de 2024, la Municipalidad del Callao realizó una inspección inopinada y detectó tres conexiones clandestinas de desagüe en la margen derecha del río Rímac. Si bien la comuna documentó el hecho, indicó que la competencia recae en la Autoridad Nacional del Agua (ANA), por lo que el problema sigue sin solución definitiva.
En paralelo, el Ministerio de Transportes y Comunicaciones otorgó recientemente la certificación de operación al nuevo terminal tras verificar los estándares de seguridad y aviación civil. No obstante, el acceso por Morales Duárez ya enfrenta problemas de congestión vehicular, exacerbados por el deterioro ambiental del entorno.
A pesar de la moderna infraestructura del aeropuerto, el entorno que lo rodea evidencia brechas estructurales y ambientales que requieren acciones más profundas que intervenciones visuales temporales.
Por su lado, PROMPERÚ descarta que estas gigantografías hayan sido instaladas por esta institución.
