Foto: Diana Marcelo
Foto: Diana Marcelo

El día en que el presidente Martín Vizcarra anunció el primer bono de S/380 para ayudar a los más pobres del país, Victoria, de 61 años, como de costumbre, intentaba vender, a toda prisa, las golosinas que cargaba en un cesto.

La mujer, de cabellos plateados y andar ya desgastado por el tiempo, regresó, aquel lunes 16 de marzo, a su hogar hecho de tripley y madera, en las alturas de Ticlio Chico, en Villa María del Triunfo (VMT), con solo S/ 13.50 en el bolsillo.

Hasta ese momento no estaba enterada de las noticias. Ella no sabía que el Perú entraba en estado de emergencia, debido a la propagación del nuevo coronavirus. “Y es que en un hogar sin televisión, sin luz, sin otros familiares, del que sales temprano y vuelves al anochecer, cuando todos descansan, ¿cómo te enteras de que tu país ha paralizado todo por un virus que mata”, contaron sus vecinos.

Victoria se enteró de la inmovilidad social al día siguiente, cuando sus vecinos le advirtieron que no vaya a trabajar, porque “los militares podían detenerla”.

SIN SERVICIOS. Jacqueline Rucoba Venancino y sus hijos son vecinos de Victoria y viven en el punto más alto de VMT, en el asentamiento humano San Miguel Arcangel, desde donde pueden ver el distrito de Villa El Salvador y la inmensidad del mar.

Ayer, a las 11 a.m., la madre de 34 años estaba preocupada, ya que no sabía que iba a darles de almorzar a sus pequeños hijos.

“No hemos ni desayunado. Y ahora estamos viendo de donde sacamos para comer alguito”, narró a Correo la mujer, desde los exteriores de su pequeña casa prefabricada en una zona donde hace mucho frío a pesar del sol en toda la ciudad.

Victoria, Jacqueline y todos sus vecinos no cuentan con los servicios básicos de luz, agua ni desagüe y menos internet. Tienen que esperar que el camión de agua potable llegue, cuando pueda.

La mayoría son trabajadores independientes, obreros y ambulantes.

Pese a que todos ellos comparten estas necesidades, la gran mayoría no ha sido incluida en la lista del esperado bono de S/380.

“Generamos ingresos día a día, y ahora que ya no hay trabajo. Solo el Ejército ha subido a darnos pan y leche”, contó Mayoli Tuirima.

Las 80 familias se enteran de las noticias por otros vecinos de la zona más urbana que suben para informales. Otros se desplazan a la casa del único vecino que tiene televisor en ese sector para escuchar los anuncios, siempre y cuando el aparato no falle, que hace el presidente en su conferencia diaria.

Presentacion Cruz (34) sufre de artritis y no puede movilizarse. Tiene dos hijos de 17 y 13 años, a quienes no sabe cómo mantener. El padre es un trabajador independiente y este mes ya no le ha enviado la pensión. En su humilde casa de 15 x 6 metros se las ingenia para que mantener unida a su familia, gracias al apoyo de los vecinos, pero no es suficiente.

También la pasa mal Enedina Áviles Soto (64), a cuya casa hay que llegar sorteando grandes piedras. Sus hijos no pueden trabajar y su familia lucha contra la corriente, como el salmón, para ver cómo pueden mantenerse.

Estos vecinos olvidados en Villa María del Triunfo esperan que las canastas prometidas lleguen y ser incluidos en el segundo bono de S/380. Temen también ser contagiados con el coronavirus y como no tienen mascarillas se las han hecho con sus propias prendas de vestir.