Conducir un bus en Lima se ha convertido en una de las profesiones más peligrosas del país. Así lo demuestra el testimonio de Marco Antonio Huamán, conductor de 49 años atacado por un sicario mientras abastecía combustible en San Juan de Lurigancho, uno de los distritos más golpeados por la criminalidad.
Huamán recibió un disparo en la pierna y sobrevivió de milagro. Según contó a la AFP, el atacante dejó un mensaje claro para su empresa, Santa Catalina:
“O se comunican o a la siguiente le dejo un muerto”.
La compañía habría sido previamente extorsionada, una práctica que se ha convertido en rutina para el sector transporte.
Extorsión y miedo en cada ruta
Según el gremio de transportistas, este año se han registrado cerca de 50 asesinatos solo en el ámbito del transporte en Lima. Mototaxistas y choferes son las principales víctimas de extorsionadores que exigen pagos mensuales de cupos, so pena de atentados.
En 2024 hubo 102 homicidios por extorsión en la capital, de acuerdo con el observatorio Indaga del Ministerio de Justicia, mientras que la Policía reportó 20,705 denuncias por extorsión entre enero y septiembre de 2025, un 29 % más que el año anterior.
Los ataques suelen ocurrir durante la noche, incluso frente a pasajeros. El miedo domina los paraderos y muchas empresas han optado por el silencio para evitar represalias.
“Es la profesión más riesgosa que tenemos”
Mientras se recupera de su herida, Huamán asegura que no quiere volver a manejar:
“Es la profesión más riesgosa que tenemos acá, no hay otra”.
El chofer confiesa que ahora su único temor es no poder regresar a casa para ver a sus hijos.
Otros, como David —quien prefirió no dar su apellido—, continúan trabajando pese al riesgo:
“Yo pensé renunciar, pero necesito el dinero”.
Trabaja 14 horas al día para ganar alrededor de 25 dólares, sueldo que apenas alcanza para sostener a su familia.
Crisis de seguridad y demanda de mano dura
La situación de violencia precipitó la destitución de la presidenta Dina Boluarte, y el gobierno interino de José Jerí decretó estado de emergencia, desplegando a militares en patrullajes.
Sin embargo, para quienes viven la inseguridad diariamente, las medidas aún no traen alivio:
“Aquí te matan por 20 soles”, lamenta Huamán, quien compara la realidad peruana con la política de mano dura de El Salvador.
Inseguridad, tema clave rumbo al 2026
La violencia criminal es ya la mayor preocupación ciudadana de cara a las próximas elecciones generales. Entre la informalidad laboral —que alcanza al 70 % de la población— y el avance del crimen organizado, miles de familias viven con la angustia diaria de no volver a reunirse.
La hija de David, de apenas cinco años, le ruega que no salga a trabajar. Pero él no tiene otra opción.
“Antes era tranquilo… pero desde hace medio año ya no”.