Las playas de la Costa Verde se han convertido en el escenario ideal para que decenas de ciudadanos venezolanos ejerzan el comercio ambulatorio, como es el caso de Agua Dulce, en Chorrillos, donde incluso se puede observar un quiosco donde flamea la bandera del país llanero.
"Contamos con el permiso otorgado por la Municipalidad de Chorrillos, a la que agradecemos permitirnos tener un puesto en la playa en temporada de verano", comentó Alexis Garmendia, ciudadano venezolano que junto a su esposa venden golosinas venezolanas y peruanas al público.
Pero no todos los venezolanos tienen un puesto en la playa. Otros caminan con baldes vendiendo vasos de tizana o limonada a S/ 1 sol u ofreciendo las bombas venezolanas a S/2 soles. "Por suerte me va bien. En un día puedo vender hasta 100 marcianos, lo que me permite ahorrar dinero y enviar a mi familia", dijo una venezolana.
No todo es felicidad para los comerciantes en Agua Dulce. Vendedores ambulantes peruanos manifestaron que sus ventas han bajado debido a la competencia.