En el les contamos las que son un gran ejemplo para sus hijos. Adriana, Alicia y Dayana se sienten orgullosas de haber hecho de sus hijos unas personas de bien y que hoy trabajan para la Gerencia de Movilidad Urbana de la .

Por muchos años, Adriana Arcos (61) trabajó como ambulante en la Plaza Unión. Luego de un matrimonio fallido, tuvo que sacar adelante a sus cinco hijos con ayuda de la venta de zapatos. Siempre caminó con sus hijos al costado. Uno de ellos es Carlos Medina, que a sus 42 años y ya convertido en padre, realiza por las noches el pintado de la señalización en vías metropolitanas, tales como cruceros peatonales, rompemuelles, sardineles, textos reglamentarios y flechas direccionales.

Recuerda que su madre siempre cargaba consigo un enorme palo, y es que nunca faltaban personas de mal vivir que querían robarle su mercadería. “Luchó sola. Ahora que soy padre entiendo la gran responsabilidad que uno tiene, pero sobre todo no dejo de admirar que ella lo pudo hacer sola”, nos cuenta Carlos.

Dayana Osorio (43) es otro ejemplo de madre luchadora. Ella tuvo que emigrar a los Estados Unidos en busca de nuevas oportunidades. Sin embargo, estando en ese país fue víctima de una estafa y sufrió el robo de su pasaporte, además tuvo que afrontar el fin de su matrimonio. De a poco pudo establecerse, realizando distintos oficios como el de vendedora de pizza, limpiando casas y más.

Tras cuatro años alejada de sus hijos regresó a nuestro país para establecerse. Dayana ha hecho de su habilidad en las ventas su mejor arma para generar negocio. Esa característica fue heredada por su hija Angélica Martínez, quien como parte de los Fantásticos Viales de Lima, recorre las principales calles de la ciudad para concientizar a las personas sobre el respeto a las normas de tránsito; siempre con una sonrisa y buena actitud.

“Ahora que soy madre comprendo por qué mi mamá nos dejó. Agradezco su sacrificio, es mi mayor orgullo y ejemplo en la vida”, afirma Angélica con mucha emoción.

Alicia Grados (80) es la mamá de la inspectora de tránsito Mercedes Ojeda, quien crió sola a sus tres hijos, luego de quedar viuda a los 35 años. Ella trabajó día y noche como enfermera, cubriendo largos y agotadores turnos en el Hospital Arzobispo Loayza, mientras que en sus días libres se dedicaba a cuidar pacientes en sus domicilios.

Alicia nunca pensó en rehacer su vida con un nuevo compromiso, pues para ella su existencia se resume en sus hijos. Es consciente que debido a su trabajo pasó muchas horas fuera de casa. Sin embargo, ese sacrificio se tradujo en bienestar para los suyos.

“Tenía 8 años cuando perdí a mi papá. De niña no entendía por qué mi mamá no podía estar conmigo todo el día. Ahora que soy madre comprendo su sacrificio”, refiere Mercedes, quien a diario participa en operativos de control a mototaxis y vehículos de carga, que estacionan en lugares prohibidos dentro del Cercado de Lima.

Así como ellas, muchas madres salen adelante solas, superando todo tipo de obstáculos como el cansancio y la tristeza. Por su sacrificio y amor incondicional solo nos queda decir: ¡Gracias, mamá!

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