Don Eraclio Chacón Leguía, literalmente, ‘tiene de hijo’ al dengue. Ha dedicado 17 de sus 71 años a combatirlo y, bien ataviado y con el termonebulizador cargado (equipo que transforma insecticidas o desinfectantes en niebla), no hay zancudo que se le resista. Con ustedes, el enemigo público número 1 del Aedes aegypti y orgulloso servidor del Ministerio de Salud (MINSA) a través de la Dirección de Redes Integradas de Salud (DIRIS) Lima Este.

Su motor y motivo en la lucha contra el vector de la contaminación del dengue es su numerosa familia: Cinco hijos (Rocío, Luis Enrique, Gisela, Katherine y Carolina), ocho nietos y dos bisnietos. Con el sudor de toda su humanidad ha sacado adelante a sus herederos, hoy convertidos en exitosos técnicos en administración, fisioterapia, enfermería y emprendedores gastronómicos.

Sin embargo, no puede salir de su casa sin la bendición de su mamita para que el trabajo del día resulte bien. A sus 95 años, Vicenta Leguía Gutiérrez es consciente del riesgo que acarrea cargar una motomochila para fumigación y siempre le recalca que tenga cuidado. “Soy su engreído y está orgullosa de que ayude a la comunidad”.

En este largo camino bregando con todo tipo de voladores y rastreros, varias veces sus hijos lo han emplazado: “Ya, papá, deja la fumigación, le dedicas más tiempo al mosquito que a nosotros”, pero “Chaconcito”, como le dicen sus compañeros y amigos, guarda una respuesta indubitable: “Tengo el don de servicio, este trabajo me fascina y seguiré hasta quemar al último zancudo”.

El curtido padre de familia tiene anécdotas a granel, pero la que más recuerda es, precisamente, una que le suscitó tremendo susto. “A la motonebulizadora (rociador) que portaba se le salió el codo de aire y bien pude sufrir quemaduras con los productos químicos. Felizmente, tengo la técnica necesaria y el conocimiento de los equipos para manejar imprevistos”.

Le dio dengue

No obstante, el incidente más complicado que registra es haber sido picado y contaminado de dengue cuando cumplía una misión en Tumbes, y tuvo que ser internado en el Hospital Regional. Fuerte como un roble, Eraclio salvó todos los síntomas y volvió al campo de batalla contra el zancudo. “Gajes de oficio, nada más”.

Este técnico en agronomía, natural del distrito andahuaylino de Talavera, Apurímac, trabajó 21 años en el Centro de Salud Madre Teresa de Calcuta, en El Agustino, y en sus 17 años combatiendo plagas suma diversos reconocimientos, no en vano integra el Grupo de Élite de Fumigadores de Lima Este.

Actualmente trabaja en la RIS de Santa Anita-El Agustino y tiene 22 centros de salud a su cargo. Un súper papá, un extraordinario paladín de la salud pública.

Datos

  • Ha hecho control del dengue en Piura, Tumbes, Quillabamba, Jaén, Ica; también en el Mercado Mayorista de Lima, Comas, diversos cementerios capitalinos, colegios, DIRIS Sur, etc.
  • Su hijo Luis Enrique ha heredado la vocación por la fumigación y siempre lo guía para que maniobre correctamente los rociadores o atomizadores, tal y como le enseñaron a él sus maestros.

TE PUEDE INTERESAR

TAGS RELACIONADOS