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Delicada tarea de reconstrucción de las manos. Ambas fueron talladas nuevamente.

Garantizar que nuestro patrimonio cultural e histórico se mantenga en buenas condiciones no es una tarea fácil. Eso lo saben bien los profesionales del conjunto monumental de Santo Domingo, en Lima, que trabajan incansablemente en la restauración de sus bienes.

Actualmente, este grupo de artistas se encuentra dedicado a la recuperación de la escultura con la imagen del Padre Eterno -que data del siglo XVIII- y del vitral de los Santos Peruanos, de casi 60 años de antigüedad.

En el primer caso, la intervención contempla la consolidación de uniones e injertos de madera, el retiro de capas de pintura y la restitución del color. La reposición de ambas manos de la imagen es la labor más delicada.

En lo que concierne a los vitrales, el proceso de limpieza inicia con la remoción de partículas polutivas, prosigue con la aplicación de una resina sobre las zonas con grietas y el reemplazo de los perfiles metálicos deteriorados.