Una mente creativa y un corazón dispuesto a ayudar son características innatas de Guillermo Aemilius, un músico uruguayo que creó el primer cajón peruano exclusivo para personas sordas. Desde hace seis años, Aemilius aprovecha sus estudios de diseño gráfico e industrial para unir a la sociedad a través de la música y demostrar que no hay límites para las personas con discapacidad.

¿Cómo nace la idea de utilizar la música como instrumento de inclusión?

Empecé a trabajar en una escuela apoyada por el Ministerio de Cultura de Uruguay y a mediados de año, los pequeños que eran parte de este taller realizaron una actividad. Ahí veo que los chiquilines cantaron el himno nacional en lengua de señas y me sorprendió mucho. Entonces me pregunté, ¿por qué no hacen música?, ¿hay instrumentos musicales para sordos? Así que me pongo a averiguar más del tema y me entero que ellos pueden sentir la música a nivel vibracional.

¿Por qué escoges al cajón peruano para desarrollar sus talentos?

Porque este instrumento es el más idóneo para ellos por el tema de vibración corporal. Cuando se lo propuse al carpintero del taller, le gustó la idea. Luego lo estandarizamos para que cada niño haga su cajón y puedan tocarlo. A la par les enseñamos la cultura de cada país de donde provienen los instrumentos con los que se relacionan, por eso escogemos los más representativos de cada lugar.

Crear instrumentos no era algo nuevo para ti, ya que antes de que se te presente este proyecto realizabas esta actividad... La verdad que sí, yo realizaba otros instrumentos musicales y entre ellos también el cajón peruano, pero todo era de manera muy autodidacta. Cuando me encuentro con este punto de inflexión en mi vida, me pongo a estudiar e investigar de forma más profesional, y me pongo a estandarizar procesos de cómo trabajar con ellos.

También has aprendido el lenguaje de señas. ¿Fue un reto que tuviste que afrontar en este proyecto?

Bueno, sí ha sido bastante complejo. Yo vengo estudiando (lenguaje de señas) hace cinco años y eso fue fundamental para entablar comunicación con ellos. Pero también fue la única forma de enseñarles el proceso o los materiales como la madera, las placas o las cuerdas del cajón. En realidad, ha sido importante para nosotros, todo lo hemos ido construyendo con ellos, hemos aprendido juntos. Han sido más maestros que yo.

¿Cómo han tomado los familiares de las personas con discapacidad esta opción musical para sus seres queridos?

En Uruguay ha sido muy enriquecedor a nivel de contexto social, pero también muchas veces es la familia quien no quiere que toquen porque les trae muchas complicaciones, porque se dan choques sociales. Yo pienso que los familiares deben saber convivir con eso. Un ejemplo de ello es que cuando los niños se fueron de vacaciones en diciembre, yo les presté los cajones para que practiquen en su casa, pero muchos padres se quejaron porque sus hijos solo hacían esto y les molestaba por la bulla. Por otro lado, también estaban los padres agradecidos y emocionados con este logro.

¿Qué ha significado para tus alumnos aprender a tocar el cajón?

La música para ellos se está volviendo una alternativa para buscar la inclusión y cuando ocurren las reacciones negativas en su entorno, los frustran. Ellos encuentran una forma de expresarse, comunicarse con nosotros o los padres, a través de este arte. No solo para ellos, sino para la sociedad, es un avance cultural y enriquecedor, genera estímulo.

¿Actualmente trabajas otros instrumentos aparte del cajón?

Sí, a pesar de las 10 variaciones de cajones que tenemos, también hemos desarrollado otros instrumentos junto al carpintero, porque esto es un trabajo en conjunto. Yo manejo el tema del diseño de los cajones y la otra persona se encarga de la fabricación.

Para finalizar, ¿qué es lo más gratificante de tu labor como docente?

Sin duda, lo más gratificante y lo mejor es verlos tocar el cajón y sentir su música. Este trabajo no es nada distinto a otros, tengo el apoyo del gobierno uruguayo y sí, me toma tiempo, pero es bien invertido en ellos.

Perfil

Guillermo Aemilius es diseñador industrial, artista y creativo. Ha trabajado en agencias de publicidad productoras de contenido para internet. Actualmente es docente en distintas localidades de Uruguay.