La delincuencia sigue dejando una huella profunda en los peruanos, sobre todo en Lima. Un 32 % de la población afirmó que, durante el último año, muchos negocios de barrio a los que solían acudir cerraron o redujeron sus actividades debido a la inseguridad. Así lo revela el Tercer Reporte del Observatorio del Crimen y la Violencia en el Perú.
En la capital, la situación es aún más alarmante: la cifra asciende al 50 %, reflejando el impacto desproporcionado que la violencia urbana deja. “Esto va más allá de una crisis policial. Es un fenómeno que erosiona la economía local, el tejido social y el bienestar emocional”, señaló Ricardo Valdés, exviceministro del Interior y coautor del informe. “El cierre de negocios de barrio es una muestra tangible de cómo la inseguridad afecta la vida diaria”.
El informe, elaborado con el respaldo del Banco de Ideas Credicorp, el Banco de Crédito del Perú (BCP) y Capital Humano y Social, destaca que el 36 % de los encuestados vive actualmente en zonas declaradas en emergencia por inseguridad. Lima encabeza nuevamente esta lista con un preocupante 60 %. Además, más de la mitad de los ciudadanos en estas zonas calificó las medidas adoptadas por las autoridades como “malas” o “muy malas”.
OTROS PROBLEMAS
El daño no es solo económico. El estudio revela que un 75 % de los peruanos ha experimentado ansiedad o estrés debido a la inseguridad. Esta cifra se eleva hasta un 89 % en Lima, lo que evidencia un deterioro emocional de gran escala.
Paralelamente, el crimen también se ha trasladado al ámbito digital. El fraude a través de mensajes SMS y WhatsApp —conocido como phishing— ha aumentado, y el 70 % de los peruanos considera que tiene poca o ninguna capacidad para detectar estos engaños.
Por último, en el 2025, hubo 3,757 denuncias por extorsión y solo hay 1,255 detenidos.