Daniela Campos Santisteban asistió a una reunión en una casa alquilada y cayó a la parte profunda de la piscina sin ser auxiliada. Su familia exige justicia y medidas para evitar nuevas tragedias.
Daniela Campos Santisteban asistió a una reunión en una casa alquilada y cayó a la parte profunda de la piscina sin ser auxiliada. Su familia exige justicia y medidas para evitar nuevas tragedias.

Daniela Campos Santisteban, una joven de 18 años con sueños profesionales y una vida por delante, falleció trágicamente el pasado 29 de abril durante una fiesta en una casa alquilada en Lurín, al sur de Lima. Según las primeras investigaciones, Daniela cayó desde un flotador a la parte más profunda de la piscina en la madrugada, sin que ninguno de los presentes notara lo ocurrido a tiempo.

La reunión, que empezó como una celebración entre amigos, terminó en tragedia a las 4:22 a. m., cuando la joven luchó por mantenerse a flote sin éxito. El volumen de la música, el ruido y la presencia de alcohol impidieron que alguien escuchara sus gritos. Una hora y media después, una amiga preguntó por su paradero y fue entonces que la hallaron sin vida en el agua.

A pesar de los intentos de reanimación, Daniela había muerto por ahogamiento. Las grabaciones hechas por algunos asistentes captaron sus últimos momentos. Según testigos, no había salvavidas, señalización de profundidad ni adultos responsables supervisando el evento.

Una joven con futuro

Daniela estudiaba Administración y Marketing y trabajaba desde los 16 años para costear sus estudios. Su madre, Yudith Santisteban, recibió la noticia con incredulidad y dolor. “Pensé que era una broma cruel”, dijo entre lágrimas. Hoy, su hogar guarda el eco de los recuerdos: su vestido de 15 años, sus videos cantando y los planes que quedaron truncos.

La familia pide una investigación exhaustiva sobre las condiciones en que se realizó la fiesta, así como la posible negligencia de los organizadores y la falta de medidas de seguridad en la propiedad alquilada.

Llamado a la prevención

El caso de Daniela ha generado conmoción y abre nuevamente el debate sobre la falta de regulación y supervisión en casas alquiladas para eventos privados, especialmente aquellas con piscinas. Su madre espera que la historia de su hija no se repita, y que se establezcan protocolos de seguridad mínimos en este tipo de celebraciones.

“No hubo advertencias ni despedidas. Solo una adolescente que salió a divertirse y jamás volvió a casa”, concluye la madre.

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