Ingresa a los 17 años a la Escuela de Oficiales de la FAP y el lunes 13 de diciembre de 2021 recibió la espada de honor. En todo este año fue brigadier general de su centro de formación militar.
Ingresa a los 17 años a la Escuela de Oficiales de la FAP y el lunes 13 de diciembre de 2021 recibió la espada de honor. En todo este año fue brigadier general de su centro de formación militar.

Para Leonor Fabiola Mayuri Palomino, flamante alférez de la Fuerza Aérea del Perú, haber recibido la espada de honor de su promoción, no solo representa un triunfo personal. También es el vivo ejemplo de que la mujer en estos tiempos no pone límites a sus metas y menos a sus sueños. Uno de ellos, quizá el más importante, es culminar de manera satisfactoria su progresión de vuelos y calificarse como piloto militar.

“El título de espada de honor se le otorga al cadete que durante sus cinco años en la escuela ha tenido el más alto promedio, y cabe recalcar que no solo es un reconocimiento académico, sino comprende la parte militar, moral y psicofísica”, nos dice Mayuri.

¿Cómo nace tu acercamiento a la Fuerza Aérea del Perú?

Tengo dos hermanos en la FAP y cuando desde pequeña iba a visitarlos y los veía con sus uniformes militares me impresionaba, hasta que un día pude ver a mujeres con los mismos uniformes que ellos vestían. Primero nació mi curiosidad, luego mi admiración y finalmente mi decisión de postular a la Escuela de Oficiales.

Y a tus padres, ¿les agradaba la idea?

Mi mamá siempre estuvo feliz por mi decisión, me ayudó un montón, y mi papá, como todo padre que cuida a su hija, me imagino que le hubiera gustado que siga otra carrera, pero como me vio desde niña hablando de ese sueño me respaldó siempre. Ambos han estado toda la vida a mi lado y así como siempre apoyaron a mis hermanos en sus carreras, igual lo hicieron conmigo. Por eso, también este logro es de ellos. No solamente me estoy graduando yo, también mis padres.

Cuando iniciaste la carrera sabías que la formación militar es fuerte y que no había marcha atrás...

Mi decisión estaba tomada desde muy chica, pasaron los años y enfoqué mis estudios y rendimiento a mi objetivo, que ha sido un trabajo constante para ingresar y mantenerme. Asumí sin problemas una formación integral que comprende las partes físicas y académicas  durante estos primeros cinco años.

¿Qué fue lo que más te impresionó y consideras que es un gran valor dentro de tu formación en la escuela?

Cuando ingresé conocí la mística que hay en los cadetes y militares, y sobre todo la disciplina, que es algo muy importante y muy marcada en nuestra formación en comparación con la vida civil, así como la vocación de servicio y el amor a la patria que nos inculcan. Eso me impactó y estoy convencida que me va a servir para toda la vida.

Imagino que no has puesto límites a tus sueños, ¿hasta dónde piensas llegar?

Así es, y además no hay ningún impedimento para lograrlo. En esta primera etapa llegué a espada de honor y ahora en la etapa que continúa, seguir con mi preparación como piloto, y ya como tercera etapa el grado más alto sería ser comandante general y continuar poniendo a disposición las capacidades de la FAP al servicio de la defensa y desarrollo socioeconómico del Perú.

¿Qué les dirías a las jóvenes que leen tu historia y te ven como referente?

Que sigan sus sueños, que en la institución no hay diferencias. Les diría que cada persona es responsable de hasta dónde puede llegar. Solo hay que esforzarse y ponerse una meta. En la Escuela de Oficiales de la Fuerza Aérea del Perú no hay diferencias entre hombres y mujeres. Nos apoyamos mutuamente. Todos tenemos las mismas oportunidades, y somos una gran familia.