El sismo de magnitud 6.1 registrado el pasado 15 de junio que remeció Lima y Callao, hace recordar —una vez más— la fragilidad de muchas viviendas. En los días posteriores se han reportado varias réplicas, generando temor entre la población y evidenciando una vez más la necesidad de vivir en espacios seguros frente a los movimientos telúricos.

La seguridad estructural de las viviendas se convierte así en una prioridad urgente para millones de peruanos que hoy habitan construcciones levantadas de manera informal y progresiva.
En este contexto, entrevistamos al ingeniero Miguel Estrada, ex ministro de Vivienda, Construcción y Saneamiento, y actual asesor del proyecto Vivienda Progresiva – VIPRO de Swisscontact, señala la realidad de las viviendas informales en el Perú y la urgencia de avanzar en medidas de prevención y reforzamiento estructural.
¿Qué tan vulnerables están hoy las viviendas ante un eventual sismo?
Muchas están en situación crítica. En Lima, por ejemplo, de las 2 millones de viviendas existentes, el 80% son autoconstruidas, lo que significa que alrededor de 1.4 millones tienen alta vulnerabilidad estructural. Algunas podrían resistir por estar bien ubicadas o tener estructuras básicas firmes, pero muchas otras colapsarían, especialmente si están sobre suelos blandos o mal construidas. El riesgo es real y urgente.
¿Cómo influye la forma en que las familias amplían sus viviendas en su nivel de riesgo?
Muchísimo. En distritos como Villa María del Triunfo, muchas familias construyen por necesidad inmediata, conforme crece el hogar. Esto lleva a errores graves: vigas mal colocadas, techos sin conexión adecuada y columnas insuficientes. Todo eso incrementa la vulnerabilidad estructural.
¿Qué tan consciente es la población de este riesgo?
La conciencia aún es baja. Muchas personas priorizan la estética o lo económico y no ven el reforzamiento como una inversión urgente. Desde VIPRO estamos trabajando con casos demostrativos y estrategias de cambio de comportamiento para hacer visible que reforzar salva vidas, no es un lujo.
¿Qué características principales tiene el proyecto VIPRO frente a esta realidad?
VIPRO busca que las familias tomen decisiones más seguras al momento de construir o ampliar sus casas. A través de cuatro componentes —demanda, oferta, financiamiento y gestión del conocimiento— brindamos soluciones técnicas y financieras que permiten reforzar viviendas de forma progresiva, sin necesidad de reconstruir desde cero.
¿Qué barreras enfrentan las familias para reforzar sus viviendas?
Hay tres principales: desconocimiento técnico, falta de confianza en los profesionales disponibles, y limitaciones económicas. A eso se suma que muchas veces la prioridad está en el día a día, no en pensar en un terremoto futuro. Por eso también trabajamos con productos financieros que se ajusten a esa realidad.
¿Qué rol cumplen los maestros de obra capacitados en este proceso?
Un rol esencial. Son el nexo entre la solución técnica y la familia. VIPRO los capacita para que recomienden y apliquen correctamente técnicas de reforzamiento. Si un maestro de obra sugiere usar anclajes químicos o refuerzos de columnas, y está bien formado, genera confianza. Eso cambia todo.
¿Cuál es la clave para que este proyecto sea sostenible y tenga impacto real?
La colaboración. VIPRO es un ejemplo de cómo el sector privado, las ONGs y el Estado pueden trabajar juntos. Pero también es clave que las municipalidades, las escuelas y la comunidad se comprometan con la prevención. La seguridad no debe depender solo del Estado.
¿Puede VIPRO aplicarse en otras regiones o países?
Sí. Aunque está pensado para zonas urbanas con viviendas de albañilería, su enfoque técnico y de gestión del riesgo es perfectamente adaptable. Lo importante es respetar las normativas locales y entender las necesidades particulares de cada comunidad.
¿Qué papel juega el gobierno en este esfuerzo?
Uno fundamental. La gestión del riesgo de desastres es transversal: requiere la participación de sectores como vivienda, educación, salud, transporte, economía. Y sobre todo, requiere liderazgo político. Se necesita coordinación desde el Ejecutivo para evitar improvisaciones y aplicar políticas coherentes.
¿Qué sigue ahora para el proyecto VIPRO?
Estamos en plena etapa de implementación de herramientas de diagnóstico de vulnerabilidad estructural y capacitando a más maestros de obra. La siguiente meta es reforzar más viviendas, mostrar resultados claros e inspirar a más familias a actuar. La prevención no es puntual, es continua.