Traficantes de terrenos las obligaron a abandonar el espacio que ocupaban en Manchay. Las aterrorizaron con bidones de gasolina y tuvieron que huir a España.
Traficantes de terrenos las obligaron a abandonar el espacio que ocupaban en Manchay. Las aterrorizaron con bidones de gasolina y tuvieron que huir a España.

La situación de inseguridad en la capital ha escalado a niveles inimaginables, tanto así, que ya afecta a quienes solo buscan la paz y entregan su amor al prójimo.

Y no es una simple percepción sino una triste y palpable realidad como la registrada en los últimos días en Manchay, en el distrito Pachacamac.

Al menos 10 monjas carmelitas descalzas que vivían en el convento de esta zona de Lima huyeron del país para salvaguardar sus vidas, luego de recibir amenazas de muerte de traficantes de terrenos.

Aterrorizadas

Vecinos del sector informaron que estos delincuentes enviaban bidones de gasolina hasta el monasterio, a fin de advertir a las religiosas que serían quemadas si no dejaban la zona.

“Lárguense, retírense si no las quemo con esto. Las quemo vivas”, eran algunas de las amenazas que recibían las religiosas.

Las monjas soportaron esta violencia, al menos cuatro años, hasta que los invasores se apropiaron de parte del terreno del convento.

La zona reclamada por los traficantes estaba destinada a una obra social, explicaron los ciudadanos.

El traslado fue confirmado por la diócesis de Segorbe-Castellón, en España, a donde acudieron las monjas. Las religiosas se instalaron en la localidad de Onda.

“Nuestro convento tenía un terreno destinado a una obra social que debía ayudarnos a mantenernos. Como carmelitas de clausura vivimos del trabajo de nuestras manos, pero poco a poco se hizo imposible la situación, señaló desde España la madre María Cándida de la Eucaristía.

El traslado de las religiosas fue aprobado definitivamente por el Vaticano el pasado 4 de julio de 2025.

El Dicasterio para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica autorizó formalmente la mudanza, permitiendo que las carmelitas inicien una nueva vida en Europa.