“Narcoavionetas” en la mira de aviones caza de la FAP
“Narcoavionetas” en la mira de aviones caza de la FAP

Con ráfagas de ametralladora calibre 7,62 milímetros -de hasta siete mil tiros por minuto- provenientes de aviones caza A-37B Dragonfly de la  podrían ser derribadas, en caso extremo, las avionetas cargadas de clorhidrato de cocaína que todos los días cruzan cielo peruano con dirección a Bolivia, si es que en el aire las “naves hostiles” no acatan las órdenes previas de identificarse y someterse a las autoridades peruanas.A eso permite llegar la Ley 30339, dada por el Congreso peruano, y su respectivo reglamento de inicios del 2016, que buscan frenar la salida de cocaína con destino a Bolivia. 

Según el radar TPS-70 -que recientemente viene operando la FAP en toda su capacidad desde la Base Aérea de Puerto Maldonado- y dependiendo de las condiciones climáticas, hay meses en que se detectan hasta 50 naves con droga, mientras que en otros momentos la cifra baja a 20.

Actualmente la droga que cruza hacia Bolivia volando sobre la región Madre de Dios es embarcada en pistas clandestinas, ubicadas en los límites de las regiones Pasco, Junín, Cusco y Ucayali, especialmente en los alrededores de las localidades de Palcazú, Sepahua y Atalaya, hasta donde llegan las pequeñas aeronaves de matrícula boliviana -en su mayoría de tipo Cessna 210 Centurión-, capaces de cargar hasta 500 kilos de cocaína si llevan dos tripulantes.

VIENEN DE BOLIVIA

Según el trabajo de inteligencia efectuado hasta el momento, estos aviones ilegales salen del oeste boliviano al amanecer e ingresan en el Perú desde las seis de la mañana para dirigirse a la zona antes mencionada. Una vez que cargan y dejan el dinero para el pago a los narcotraficantes peruanos, se elevan para pasar por Puerto Maldonado aproximadamente a las tres de la tarde, que es cuando se busca hacer la interdicción y el derribo, si es necesario.

“El derribo está previsto solo en casos muy extremos y después que se han agotado todos los procedimientos que buscan el aterrizaje de la nave para su intervención en tierra”, afirmó el coronel FAP Jaime Chávez, jefe de Operaciones del Comando de Operaciones de la FAP, quien añadió que por ahora en Puerto Maldonado hay tres aviones caza A-37B Dragonfly destinados a interceptar las avionetas hostiles tras su detección por el radar.Indicó que todo el trabajo en al aire se hará con la participación de un avión C-26 de la FAP -dotado de avanzados equipos de inteligencia electrónica-, que desde una distancia prudencial se encargará de monitorear y grabar en audio e imágenes todo el procedimiento de los pilotos de los A-37B frente a las avionetas, con el fin de garantizar que el trabajo se realice cumpliendo al pie de la letra con lo que establece la ley.Sin embargo, la labor no podría cumplirse sin contar con la participación de la Fuerza Aérea de Bolivia (FAB), debido a que la frontera está a pocos minutos de vuelo. “Hemos comenzado a trabajar con los bolivianos para detectar las avionetas en el aire, intervenirlas en nuestro espacio aéreo y transferirles a ellos el blanco hostil si es que llegan a cruzar hacia su espacio aéreo, a donde nosotros no podemos llegar”, señaló el oficial a Correo.

EJERCICIO

Por ello, a lo largo de toda la semana pasada se efectuó en la frontera entre ambos países el ejercicio Perú-Bolivia I (Perbol I), con la finalidad de homologar, practicar y comprobar la ejecución de operaciones aéreas y de defensa en la interdicción y de transferencia de blancos hostiles (narcoavionetas), que sobrevuelen sin permiso la frontera común. La idea es que ambas fuerzas operen de manera conjunta para frenar el paso de la cocaína.Para la interdicción aérea en esta parte del país, la FAP opera desde Puerto Maldonado, mientras que la FAB lo hace desde Cobija (departamento de Pando, en Bolivia), donde se ha colocado un radar repetidor modelo SYCA, de alcance limitado; aunque esperan contar para el 2019 con uno más complejo, según informó el general de división aérea Iván Pérez, jefe de Estado Mayor de la FAB, presente en la puesta en marcha del ejercicio binacional.Por la parte peruana, estuvo el teniente general FAP Raúl Hoyos, jefe del Comando de Operaciones de la FAP, quien destacó la importancia del ejercicio Perbol I y la cooperación entre ambos países para hacer frente a la amenaza común del narcotráfico que usa nuestro espacio aéreo. “El objetivo ahora es interceptar y neutralizar esos blancos desde los dos lados de la frontera”, sostuvo.

INTERDICCIÓN

En enero de 2016, se aprobó el estricto procedimiento que deben usar los tripulantes de los A-37B de la FAP al momento de intervenir en vuelo a una nave sospechosa, el cual, solo en caso extremo, podría llevar a que se abra fuego de ametralladora contra los aparatos previamente declarados como “hostiles” para la seguridad y bienestar del Perú, que en su mayoría son operados por pilotos bolivianos.La Ley 30339 y su reglamento han entrado en vigencia a pesar de la postura en contra del gobierno de Estados Unidos; ya que 2001, debido a un error en el procedimiento de intervención aérea, se derribó una avioneta ocupada por misioneros de ese país. Hubo dos personas fallecidas, entre ellas una menor de edad. Desde esa fecha, este tipo de trabajo fue suspendido.La norma actual establece cinco fases. La primera consiste en la ubicación de la nave por el radar. Se le considera “sospechosa” al comprobarse que el aparato no ha declarado un plan de vuelo ni cuenta con un número de matrícula confiable. Una vez producido esto, se dispone la salida de los aviones C-26 con sus equipos electrónicos y de al menos un A-37B, como los que ya se encuentran en Puerto Maldonado.El siguiente paso se da cuando el A-37B se acerca a la nave sospechosa y trata de tomar contacto radial. Desde tierra, también se intentará hacer comunicación. En este momento, el piloto de la FAP debe tratar de determinar el número de personas que lleva la avioneta intervenida. Se considera que si hay más de tres ocupantes, existen escasas posibilidades de que se trate de tráfico de drogas; pues las mafias pocas veces llevan a más de dos, a fin de llevar más carga en el espacio disponible.

ÚLTIMO RECURSO

El tercer paso consiste en que el piloto de la FAP realice señales visuales con el movimiento de las alas de su avión, ordenando al tripulante de la nave sospechosa a que lo siga hacia tierra. Se asume que si hasta el momento no ha habido respuesta por radio, podría tratarse de una deficiencia técnica. Es una forma de agotar todas las posibilidades existentes, antes de recurrir al uso de la fuerza.No obstante, si nada ocurre, en ese momento se inicia la cuarta fase. 

El piloto del caza de la FAP lanza disparos disuasivos de ametralladoras con balas trazadoras (luminosas), que indefectiblemente tendrán que ser vistas por los ocupantes de la nave intervenida. Ahí se les indica nuevamente que, si persisten en su actitud, podrían ser derribados. Todo esto es grabado en imágenes y audio por la tripulación del C-26.La parte final de la operación -y la más extrema- consiste en disparar ráfagas de ametralladora a la nave intervenida para derribarla, previa autorización de los altos mandos de la FAP, que deben considerar el estricto cumplimiento de los pasos fijados. “Lo último que se busca es afectar la vida humana, aunque se trate de delincuentes”, afirmó un oficial FAP.

CIFRAS

27 años de antigüedad tiene el radar que opera en Madre de Dios.

16 años estuvo suspendida la intervención aérea de vuelos con droga.

42 años de antigüedad tienen los aviones A-37B de la FAP.

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