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Las claras diferencias en las reacciones generadas por el papa Francisco en Chile y Perú, durante su última gira latinoamericana, no pasaron desapercibidas para el mundo. Ello debido al reducido acompañamiento y acogida que el Sumo Pontífice tuvo en el vecino país del sur, a diferencia de las masivos actos que Francisco ha llevado a cabo desde que pisó suelo peruano.
Sin embargo, el contexto político y social en que estas visitas se dieron jugaría un rol clave; además de -entre otros aspectos- los cambios en la percepción de la Iglesia católica en ambos países tras las denuncias contra sus miembros por abusos físicos, sexuales y psicológicos a menores de edad.convulsionada
VISITA
El gobierno de Michelle Bachelet estimó que al menos 1.5 millones de personas participaron en los eventos que llevó a cabo el Sumo Pontífice durante los tres días que estuvo en Chile, antes de retirarse de manera presurosa al Perú. Dicha cifra mostraría la poca afluencia de fieles a los actos protocolares previstos para la visita papal.Se ha afirmado que una de las razones es la disminución de la población católica registrada oficialmente en Chile (60%); y las diversas protestas a modo de rechazo a la llegada de Francisco, que dejaron como saldo 89 personas detenidas.
Días antes de la llegada de Francisco, el secretario de Estado de la Santa Sede, Pietro Parolin, indicó que la llegada del Papa no sería “simple”; mientras que el arzobispo de Santiago, Ricardo Ezzati, afirmó que Jorge Bergoglio recibiría “una iglesia en crisis, pero una crisis que es bendición”.
Un punto altamente criticado ocurrió al acabar la misa en la playa Lobito, en Iquique -a la que solo acudieron 90 mil almas-, donde el Santo Padre esbozó una polémica defensa del obispo Juan Barros, acusado de encubrir el abuso sexual de menores.
“El día que me traigan una prueba contra el obispo Barros, ahí voy a hablar. No hay una sola prueba en contra, todo es calumnia”, señaló en tono muy serio el Sumo Pontífice sobre las presuntas acusaciones que pesan sobre Barros.
CALUROSA ACOGIDA
Mientras ello ocurría, en el Perú miles de personas se preparaban para recibir al representante de Cristo en la tierra, a su llegada al Grupo Aéreo N°8, en el Callao, y el recorrido que este realizaría por las principales calles de la ciudad hasta llegar a lo que sería su temporal residencia en el país, la Nunciatura Apostólica.Entre globos y banderolas, gritos de algarabía y llantos, grandes y pequeños han acompañado al Papa en las diversas actividades que este ha llevado a cabo tanto en Lima como en Puerto Maldonado (Madre de Dios) y Trujillo (La Libertad).
En sus masivas presentaciones en el país, Francisco ha agradecido la efervescencia con la que el pueblo peruano lo ha recibido.