Dakota y Bailey fueron rescatadas por la Municipalidad de San Juan de Lurigancho tras una denuncia ciudadana. El caso reveló también una situación de salud mental en la propietaria.
Dakota y Bailey fueron rescatadas por la Municipalidad de San Juan de Lurigancho tras una denuncia ciudadana. El caso reveló también una situación de salud mental en la propietaria.

La Municipalidad de San Juan de Lurigancho (SJL) rescató a dos perritas, identificadas como Dakota y Bailey, que se encontraban en estado de abandono en la azotea de una vivienda del distrito. Las imágenes difundidas por vecinos mostraban a los animales en condiciones alarmantes, con signos visibles de desnutrición, infestación de garrapatas y sin ningún tipo de protección frente al clima.

La intervención, que fue apoyada por efectivos de la comisaría de La Huayrona, se realizó tras una denuncia ciudadana. Según los testimonios, las perritas llevaban varios días ladrando sin cesar.

“Ladraban sin parar, y a veces se comían su propio excremento”, relató una vecina para Panamericana TV.

El equipo veterinario del municipio confirmó que ambas canes presentaban síntomas de deshidratación, anemia y otras complicaciones asociadas al abandono. Tras su rescate, fueron trasladadas a la veterinaria municipal, donde recibirán atención médica y serán puestas en adopción responsable una vez recuperadas.

Un caso que también expone la salud mental

Al ingresar a la vivienda, las autoridades constataron que el problema iba más allá del maltrato animal. La mujer que atendió a los funcionarios reveló, entre lágrimas, que sufre de ansiedad y depresión, lo que habría afectado su capacidad de brindar el cuidado adecuado a las mascotas.

Ante esta situación, la Municipalidad de SJL anunció que su Gerencia de Bienestar Social activará protocolos de evaluación para brindar apoyo psicológico integral a la familia, considerando que los casos de abandono animal también pueden estar vinculados a situaciones de salud mental no atendidas.

El caso ha generado preocupación entre los vecinos y ha vuelto a poner en agenda la necesidad de políticas públicas integrales que aborden tanto el bienestar animal como la salud mental en los hogares.