Vivir a las faldas del volcán más activo del Perú no es fácil, pero a los pobladores del distrito de Ubinas en Moquegua, así como a los residentes en San Juan de Tarucani (Arequipa), no les queda otra alternativa que ponerle buena cara al mal tiempo, mientras esperan que el cráter se calme o las autoridades procedan a la reubicación definitiva.

CONVIVENCIA. “Las cenizas del volcán son más ácidas que el año pasado porque están quemando los cultivos, agujereando las hojas de las plantas y hasta dañando los techos de nuestras viviendas. Las calaminas se están oxidando”, describe una afligida Susana Gonzáles, agricultora del distrito de Ubinas, mientras muestra las hojas grises de la alfalfa.

Los cultivos de papa también tienen el mismo destino, aunque los pobladores del lugar no tienen otra opción que convivir con los gases y las cenizas del cráter, así como soportar el ardor en los ojos y cosechar los frutos. Jovite Chite Choque, es una pobladora de Querapi quien el día de nuestra visita, cosechaba papas “peruanitas y negritas”.

“De las veinte familias que vivíamos solo quedamos cinco. Estamos obligados a permanecer porque el único sustento para la educación de mis hijos está aquí en mis sembríos”, comenta al tiempo que empieza a pesar el producto.

DESGASIFICACIÓN. El jefe de Monitoreo de Volcanes del Sur del Ingemmet, Domingo Ramos Palomino, advierte que el Ubinas está en un proceso de desgasificación. Aunque no se presenten explosiones, el cráter continúa emanando cenizas y gases en gran cantidad, los mismos que llegan aproximadamente a 3 mil toneladas por día.

Los componentes químicos son destructibles, según el jefe del Observatorio Vulcánico del Ingemmet (OVI), Marco Rivera, los gases contaminan los pastizales, el agua, además irritan los ojos de los humanos y animales, porque contienen dióxido de azufre y monóxido de carbono.

Aunque parezca curioso, la interrogante de Susana Gonzáles no deja de tener sentido, “¿si las plantas están quemadas como estarán por dentro nuestros animales?”. Solo para tener una idea y comparar la magnitud del daño que causa el consumo de las cenizas, Domingo Ramos, manifestó que “era similar a comer vidrio molido”. Esto provoca, la muerte de los animales, enfermedades diarréicas, dermatitis, conjuntivitis.

Gerónimo Cano Núñez, médico del centro de salud de Ubinas, manifiesta que los niños y adultos mayores padecen de enfermedades respiratorias, debido a las precipitaciones pluviales. Según el profesional, los casos de conjuntivitis y dermatitis se redujeron en aproximadamente 70%, en comparación al año anterior pues el reparto de mascarillas y anteojos entre la población sumado a las precipitaciones, habrían neutralizado el efecto tóxico de las cenizas.

“Este año se ha percibido un olor a azufre más intenso, la ceniza parece ser más tóxica en su composición, la misma gente lo ha notado en sus cultivos y en sus animales”, agrega.

Un estudiante del quinto año del colegio José Carlos Mariátegui, evitó identificarse, pe confiesa “que es feo vivir con un volcán” porque debe soportar los dolores de cabeza y el ardor de los ojos.

LAHARES. Aunque por el momento los agricultores y ganaderos del pueblo aún no lloran las muertes de sus animales porque las lluvias, “ ayudaron a limpiar las cenizas”, también sufren las consecuencias de estas precipitaciones, pues la unión con la ceniza ha provocado lahares en el cráter (flujos de piedra, lodo y agua).

“Estamos preocupados por las lluvias pues producen huaicos que obstruyen la carretera, poniendo en peligro los buses y sus pasajeros” señala Teresa Ramírez, dueña de una tienda en el poblado de Ubinas.

EMERGENCIA. El gobernador del distrito, Valerio Mamani, recuerda que están en emergencia por 60 días desde el 23 de marzo, debido a las lluvias y los lahares que afectaron a la quebrada Volcanmayo, los canales de regadío y los cultivos. “Estamos a la espera de los reportes de las entidades científicas a fin de conocer lo que aparentemente parece ser una ceniza más dañina”, agrega.

REUBICACIÓN. John Barreda, es el párroco de la Iglesia de Ubinas y aunque solo lleva tres meses en el lugar tiene una opinión clara. “El pueblo tiene que salir. La autoridad debe decidir el lugar definitivo y dar los permisos necesarios dejando de lado sus intereses personales. Un albergue no va a solucionar el problema”.

El gobernador Mamani, indica que la zona de Sirahuaya sería el lugar de refugio para la evacuación, en caso de que los lahares continúen. El anexo, está aproximadamente a 12 kilómetros del distrito de Ubinas.

La Policía Nacional, asentada en la zona, también ya perdió las esperanzas de ser escuchada por los gobernantes, “creo que las autoridades con sus acciones nos quieren decir que hay que aprender a convivir con el volcán”, dice resignado el técnico de Primera PNP de la Comisaría de Ubinas, Luis Deza Puma; pues los agentes padecen de malestares estomacales.

El efectivo policial indica que las personas con mejores recursos económicos ya dejaron sus viviendas para trasladarse a Arequipa , pero los que no tienen cómo, la mayoría, deben aprender a convivir con los gases y cenizas.

VOLCÁN. El Ubinas está a 4 kilómetros del poblado de Querapi. Su erupción es de tipo vulcaniana y empezó esta etapa en setiembre de 2013. El radio de afectación es de 15 km (Ubinas y San Juan de Tarucani).