La playa o nuestra vida
La playa o nuestra vida

El Ejecutivo dispuso ampliar el cierre de playas hasta el 17 de enero del presente año. Algunos alcaldes, como el de Máncora, ya han salido a expresar que no aceptarán más esa medida porque la falta de actividades económicas asociadas al turismo están golpeando con fuerza a la economía local.

Esta es una medida que ha dividido a la población. Por un lado, están los que señalan que esa decisión se ha tomado teniendo como referencia la masiva asistencia a los balnearios de Lima, que no es la realidad que viven las provincias, que desde esa perspectiva, resultarían ser más “sanas” y adecuadas para un día de esparcimiento, que ayudaría a disminuir el estrés de permanecer muchos días en las casas.

También están los que defienden la actividad empresarial del sector turístico, duramente golpeados el 2020 y que, ahora, ven cómo la temporada alta de afluencia a los balnearios se les está escapando de la mano sin poder obtener ingresos, hundiendo más en la desesperación a las empresas de este rubro.

Por otro lado, están los profesionales del sector Salud, quienes argumentan que esta medida evitará el incremento de contagios y la saturación de las camas UCI que, en el caso de Piura, no hay ninguna disponible.

Para tomar la decisión de ampliar esta medida del cierre de playas, creo que debe primar la prudencia, pues en nuestro país ya está la nueva variante del coronavirus, que se supone es más contagiosa y si no se toman las medidas que el caso amerita, los hospitales simplemente colapsarán.

Tengamos en cuenta que los contagios no se podrían dar en las playas, que es un espacio abierto, pero sí desde cuando se toman los ómnibus para dirigirse a su destino. Algunas empresas de transporte no controlan que los pasajeros no se quiten los protectores faciales ni las mascarillas, una vez que ya están en los vehículos.

En caso se levante esta medida, ya queda en nuestras manos la decisión de seguir viviendo o morir.

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