“Mi hijo era un niño de 12 años, no era un delincuente. ¡Ay, hijo de mi alma!”, gritó desde el fondo de su corazón, con un dolor indescriptible y ahogado en llanto, Santos Coveñas Vílchez, en el exterior del hospital Santa Rosa tras enterarse que su amado hijo, Jhordan Coveñas Flores (12 años), falleció tras no resistir los más de diez impactos de perdigón que recibió en el cráneo, en un incidente en el fundo Miragarzón en el distrito de La Unión, el último sábado.
El humilde padre de familia se resistía a creer que no volvería a ver la hermosa sonrisa y la inocencia infinita que reflejaba en su mirada su amado hijo y abrazado de su hermana, con gritos exigía justicia.
“Hijo de mi alma, me lo mataron...me lo hubieran corrido y no le hubieran disparado”, dijo entre sollozos Coveñas.
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En la tarde, su cuerpo fue llevado hasta su vivienda en el distrito de La Unión, donde el féretro fue recibido con carteles y en medio de gritos exigiendo justicia y cárcel para la persona que le disparó y acabó con su vida tras dos días de lenta agonía.
Su madre, Silvia Flores Ancajima, al ver que el cuerpo de su hijo regresaba a su casa en el interior de una caja blanca no resistió el dolor y se desmayó.
El director del hospital Santa Rosa, Óscar Requena Martínez, informó que dos de los menores recibieron el alta médica tras recibir atención respectiva.
Por su parte, el abogado penalista, Francisco Álvarez, explicó que al autor de los disparos podría ser denunciado por el delito de homicidio doloso, lesiones graves, entre otros.
“Los familiares pueden denunciar a las personas que dispararon por homicidio doloso y la pena va desde los 6 hasta los 20 años”, dijo Álvarez.
Además, los propietarios de la hacienda Miragarzón podrían ser incluidos en la responsabilidad civil para la respectiva indemnización de los familiares del menor asesinado y de los menores agraviados.