Paul Olórtiga pasó veinte minutos en la tumba de Edita
Paul Olórtiga pasó veinte minutos en la tumba de Edita

Parado frente a la tumba de su esposa, en el cementerio Parque del Recuerdo de Castilla, un cúmulo de sentimientos encontrados asaltaron su mente. Un día después de abandonar la prisión, el viudo de Edita, Paul Reynaldo Olórtiga Contreras, realizó una visita a la tumba de la cantante de Corazón Serrano que sorprendió por el poco tiempo que ésta duró: apenas veinte minutos.

Llanto tímido. Aunque las gafas de sol que llevaba puestas impedían observar sus ojos, se advirtió el brote de algunas lágrimas, mientras el recién liberado giraba lentamente la cabeza en señal de negación.

El gesto era más que elocuente. Mostraba, según algunos, todo el peso de la tragedia vivida y acaso una pizca de remordimiento que, en ese momento crucial y ante decenas de periodistas, le hicieron un nudo en la garganta.

Oró por su descanso. En los contados minutos que permaneció ante la losa quemante de su fallecida pareja, el hombre no soltó palabra alguna, aunque se sumó a las oraciones que le brindaron a Edita sus padres y hermanos que lo acompañaban.

También estaban junto a él los dos hijos huérfanos de la artista, Valentino y Edita Valeska, a quienes llevó hasta el camposanto piurano para que también visiten a su madre.

“Ya debes comenzar a hablar”, le dijo a su pequeño de dos años, cuando éste le hizo señas para que le pusiera las zapatillas que le quitó en el momento que lo sentó al borde de la lápida de mármol de su madre.

Luego dejó algunas flores sobre la tumba y se despidió de la mujer que alguna vez le entregó la vida y todo su cariño, acaso sin ser correspondida.

El primer día. Con esta estampa, Paul Olórtiga marcó su primer día en libertad, después que un tribunal de apelaciones le concediera comparecencia restringida en el proceso que le sigue la justicia por la muerte de la intérprete de “Muriendo de amor”.

El viudo de Edita Guerrero arribó al cementerio Parque del Recuerdo a las 3:27 de la tarde y se despidió a las 3 y 48.

Cuando partía, solo atinó a decir que se hallaba “feliz” y que tras la pesadilla vivida por el encierro, “volverá a comenzar de nuevo”.

“Solo sé que tengo dos hermosos hijos, que me dio la mejor mujer del mundo”, se animó a comentar mientras recorría el trecho entre la tumba de Edita y la puerta de su camioneta.

“Yo estoy tranquilo, la verdad va a salir a la luz. Estoy convencido de eso”, expresó rápidamente.

Luego se volvió a sumir en el silencio con un “No quiero hablar, porque (ustedes) no me comprenden”. Dicho esto, se subió a la camioneta negra junto a sus padres y su hermana Karim y abandonó el cementerio.

Olórtiga dijo que más adelante regresaría a laborar como odontólogo.

celebraron hasta tarde. El viudo pasó toda la mañana con sus hijos y sus familiares, en la vivienda paterna del jirón Villar 191, en la urbanización Las Mercedes. Se levantó tarde, según dijeron sus hermanos, habida cuenta que la noche anterior estuvieron celebrando el cumpleaños de su mamá, Lucila Contreras. La celebración fue muy discreta, con contados invitados de la familia, aunque se mantuvieron despiertos hasta las cuatro de la madrugada.

Desde primera hora del día, la expectativa para conocer la versión del viudo sobre sus excarcelación era inmensa entre los medios de prensa.

La televisión, incluso, instaló sus equipos para realizar transmisiones en directo desde la residencia. Sin embargo, Olórtiga no ofreció declaraciones.

La noche anterior, la familia había cancelado la anunciada conferencia que iba a tener ante la prensa. Se llegó a conocer que un popular programa de televisión había adquirido ya los derechos para una entrevista en exclusiva con el viudo más famoso del país.

salida misteriosa. La tranquilidad que se vivió en los exteriores de la casa de los Olórtiga se rompió pasado el mediodía, cuando el viudo de Edita abordó una camioneta familiar y partió de la casa raudamente.

Los reporteros que lo siguieron lo perdieron de vista en la Urbanización Miraflores y por eso se creyó que iba rumbo al cementerio donde descansan los restos de su esposa Edita Guerrero.

Pero no se apareció por el lugar; por el contrario, algunos minutos después retornó a la vivienda para almorzar junto a la familia.

Recién después de la tres volvió a abandonar la casa para acudir al camposanto. Llegó vestido con un short oscuro a cuadros, polo rojo y zapatillas del mismo color. Un rosario pendía de su cuello, y llevaba en los brazos al mayor de sus dos hijos.

Volverá a fiscalía. Trascendió que hoy Paul Olórtiga acudirá a la Segunda Fiscalía Provincial de Piura, donde prosiguen las diligencias en la investigación por la muerte de Edita Guerrero.

La última vez que el viudo acudió a este lugar fue para ofrecer su testimonio ante la fiscal Victoria Allemant, en junio pasado.

Días después se conocieron los resultados de la necropsia practicada al cadáver de su esposa y el Poder Judicial ordenó su internamiento preventivo en un penal por sospechas de haber provocado su muerte.

Ahora el viudo, una vez recuperada su libertad también por mandato judicial, retornará a la sede del Ministerio Público para someterse a la investigación que ya dura seis largos meses.

Sus abogados han anunciado que en esta nueva situación aportarán todas las pruebas de su inocencia y buscarán que se archive la denuncia que conduce la fiscal provincial Victoria Allemant. Se abre así, una nueva etapa en el curso del sonado Caso Edita.    

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