En un testimonio de resistencia y fe, Máximo Napa, un pescador peruano de 61 años, ha regresado con vida tras pasar 96 días a la deriva en el océano Pacífico. Su odisea comenzó el 6 de diciembre de 2023, cuando zarpó del puerto de Marcona, en la región Ica, con la intención de pescar huevera. Sin embargo, una falla mecánica en su embarcación lo dejó atrapado en la inmensidad del mar, sin contacto con el mundo exterior y con recursos limitados para sobrevivir.
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Sin provisiones suficientes y rodeado por kilómetros de agua salada, Napa se enfrentó a la posibilidad real de no volver a ver a su familia. Para mantenerse con vida, tuvo que recurrir a métodos extremos de supervivencia.
“Yo no quería morir. Llegué a comer cucarachas, pájaros y hasta tortugas. No tenía agua, solo la lluvia me permitió seguir adelante”, relató el pescador con la voz entrecortada por la emoción. El hambre y la sed se convirtieron en sus peores enemigos. Durante largos períodos, pasaba hasta siete días sin ingerir alimentos. Su fuerza de voluntad, alimentada por el recuerdo de su madre y su nieta, se convirtió en su único sustento. “Me aferré a mi madre, a mi nieta. No quería morir”, confesó.
Después de más de tres meses en altamar, su esperanza se hizo realidad cuando fue encontrado por una embarcación atunera ecuatoriana a 558 millas náuticas, es decir, a más de 1,030 kilómetros de la costa.
El capitán de Fragata Jorge Bustamante, de la Marina de Guerra del Perú, precisó que el rescate ocurrió en aguas internacionales, y no en aguas ecuatorianas como inicialmente se especuló.
“Fue trasladado a bordo con signos evidentes de deshidratación, pero en condiciones estables de salud”, explicó el alto mando oficial.
Su llegada a la base naval de Paita, en la región Piura, marcó el fin de su angustiosa travesía y el comienzo de un nuevo capítulo en su vida. Allí lo esperaba su hermano Alberto Napa, quien lo recibió con un abrazo que simbolizaba el alivio y la felicidad de volver a verlo con vida.
Apenas tocó tierra, Napa fue sometido a una evaluación médica preliminar por parte de personal de la Marina y posteriormente trasladado al hospital Nuestra Señora de las Mercedes de Paita para un chequeo más exhaustivo.
El caso de Máximo Napa es un testimonio de la increíble resistencia del ser humano y la importancia de la esperanza en situaciones extremas. Su historia ha conmovido a todo el país, convirtiéndose en un símbolo de fortaleza y supervivencia.
”Dios es grande. Me cobijó en los momentos más difíciles. Gracias a Él estoy aquí”, expresó emocionado antes de partir hacia de Lima.
Por ahora, Máximo Napa solo desea reunirse con su familia y recuperar las fuerzas después de haber vencido lo que parecía imposible. Su relato quedará en la memoria de todos como una de las historias más extraordinarias de supervivencia en el mar.