Entre lágrimas y agradeciendo a Dios, tres pescadores se reencontraron con sus familiares en su vivienda en el distrito Veintiséis de Octubre, en Piura, luego que, junto a otros más, fueron rescatados en Ecuador tras permanecer varados en alta mar durante 55 días. Ellos contaron que sobrevivieron tomando agua de lluvia y comiendo pescado.
Se trata de José Luis Albines Mendoza, de 52 años, José Gabriel Albines Machacuay, de 31 años, y Vladimir González Peña, de 32 años, padre, hijo y yerno, respectivamente, quienes fueron recibidos por sus familiares y amigos en medio de aplausos y abrazos en su casa del asentamiento Paredes Maceda.
José Albines recordó que el agua los fue llevando hacia el norte y que solo tuvieron comida para 10 días. “Teníamos la esperanza de que nos encuentren en 2 a 3 días, pero no fue así. Cuando vimos que la cosa era seria, nos quedaba 2 kilos de arroz y ya no hacíamos comida. Un día comíamos y otro día no, y luego se terminó (la comida)”, dijo.
PUEDE VER: Piura: Retiran construcciones ilegales en A.H. Juan Valer
Posteriormente sacaban pescado y uno de ellos se repartían entre los cinco. “Cuando se nos terminó, ya comenzamos a comer algunos peces, pero a veces salían y otras veces no. Ese pescadito lo repartíamos entre cinco”, dijo.
Vladimir Gonzáles contó que, “hemos sobrevivido tomando agua de lluvia. Tomando agua con óxido que salía del motor de la nave. Era mi cuñado que sabía hacerlo. Sacábamos como dos baldes de agua. Nosotros habíamos llevado alimento para 10 días, dijo.
Mientras que Gonzáles Peña indicó que nunca perdieron la fe, a pesar del frío y la lluvia. “Siempre pedíamos un milagro. Todos los días me levantaba a las 5 de la mañana y me subía a la caseta y me ponía a rezar pidiéndole a Dios que nos envié un ángel. Por favor, hazlo por mis 4 hijos. Escucha las oraciones de mi familia. Le decía: no me dejes morir de sed, no me dejes morir de hambre”,señaló.
Contaron cómo fue el rescate. “Todos los días los muchachos amanecían a ver y no había nada. Pero Dios mandó a su ángel, porque, el día que nos encontraron, hasta la 1 estábamos afuera viendo y no había nadie. Nos metimos a la oración y a la hora que salimos, mi hijo se va a orinar, voltea y ve al barco atunero, como a 3 millas de distancia. Ahí hemos corrido arriba y abajo, haciendo señales”, dijo José Albines.