El algarrobo, símbolo de la identidad piurana y pieza clave en el ecosistema de la región, está en peligro. La expansión urbana, el consumo masivo de su madera para carbón y leña, y el cambio de uso del suelo han provocado una alarmante reducción de esta especie. Ante esta situación, expertos como Gerardo Cruz, docente de la ), advierte sobre la urgencia de tomar medidas de protección y propone un censo de tocones de algarrobo como primer paso para su recuperación.

“Nos hemos acostumbrado a que el algarrobo está ahí de manera gratuita, pero si no lo protegemos, podemos correr el riesgo de quedarnos sin él”, advirtió Cruz.

La falta de políticas de conservación y el desconocimiento ciudadano han acelerado la desaparición de los bosques secos, afectando no solo al medio ambiente, sino también a actividades económicas que dependen de este árbol, como la producción de algarrobina y el carbón usado en la gastronomía.

Otro problema que amenaza al algarrobo es un síndrome de mortandad que sigue sin explicarse del todo. Diversas instituciones investigan sus causas, pero mientras tanto, los árboles siguen muriendo sin una estrategia clara para reponerlos.

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En este sentido, Cruz propone que las autoridades realicen un censo de tocones de algarrobo, es decir, un registro detallado de los restos de árboles talados en la ciudad y en las zonas rurales.

Este censo permitiría determinar cuántos algarrobos han sido derribados, en qué áreas ocurrió la tala y si es posible su regeneración natural o si se necesita una reforestación urgente en las zonas afectadas.Además, cuestionó la falta de regulación en los proyectos urbanos.

“Muchas veces se priorizan obras como pistas y veredas sin garantizar la conservación de los árboles”, señaló.

En casos donde se priorizarán obras públicas, Cruz sugirió buscar soluciones alternativas que permitan proteger el patrimonio natural sin afectar la infraestructura.La preservación del algarrobo no solo es un tema ambiental, sino también cultural y económico.

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Si bien el especialista reconoce que existen normativas y entidades encargadas del control, critica que a menudo el “monitoreo o la normativa no está bien ajustada para evitar la afectación a la especie natural”.

Por otro lado, Cruz enfatizó la urgente necesidad de que el sector privado y el gobierno impulsen normativas más estrictas para evitar la adulteración de la algarrobina y garantizar su producción sostenible en el tiempo.

El especialista dijo que el mensaje es claro: sin algarrobos, Piura pierde parte de su historia, su identidad y su futuro. La protección de esta especie debe ser una prioridad en la planificación urbana y en las políticas ambientales. Un censo de algarrobos y tocones, junto con una estrategia de reforestación, podría marcar la diferencia para evitar que este árbol, símbolo del norte peruano, desaparezca.