Policía hace retroceder a comerciantes informales (Vídeo)
Policía hace retroceder a comerciantes informales (Vídeo)

La operación de desocupación de las vías públicas del Complejo de Mercados de Piura arrancó a las 21:00 horas de ayer, con la incursión de las fuerzas del orden. Sin embargo, el desalojo comenzó horas antes, cuando los informales del jirón Gonzalo Farfán emprendieron el retiro pacífico, el traslado de su mercadería y desmontaje de sus puestos fijos desde la tarde.

El ingreso. Así, las fuerzas del orden tenían media batalla ganada antes del inicio del operativo que tuvo por objeto la recuperación de las pistas y veredas que por décadas ocuparon unos 2 mil comerciantes informales.

La suerte de los vendedores en el tugurizado mercado de la ciudad estaba echada. Varios de ellos optaron por desbaratar las estructuras metálicas que levantaron en áreas públicas para expender toda clase de productos.

Con cada puesto desarmado se podía observar las veredas ocultas por años, así como también un ambiente colmado de desperdicios y roedores muertos.

En el sector Tacorita también cayeron los puestos, a pesar de no haber sido considerados en el plan operativo de desalojo, y en otros sectores, incluso, desde el viernes se resignaron a abandonar las vías.

Pero no todo fue color de rosa, pues a pesar de la decisión de emprender la retirada, el grueso de informales de la avenida Blas de Atienza, donde se concentra el mayor número, desafiaron a la autoridad al permanecer hasta entrada la noche en sus puestos de vigilia, en espera de la policía.

En rebeldía. Todo parece indicar que el ultimátum lanzado por el comando policial intimidó a decenas de informales, aunque la mayoría mantuvo su obstinación de no salir de sus antiguos puestos de venta y resistirse al desalojo.

En la avenida Blas de Atienza es donde se advirtió con mayor claridad el carácter desafiante de los ilegales. Cuando la policía acordonó el complejo de Mercados, alrededor de las 9:30 de la noche, esta vía seguía ocupada por unos mil informales bajo la batuta del controvertido dirigente Nicánder Caqui Inga.

Encadenados. Algunos llegaron al extremo de encadenarse a las estructuras de metal que quedaron de sus puestos, en particular en el área de los “verduleros” y “fruteros”, todos ellos controlados por Caqui y los suyos.

En esta zona, con el ingreso de la policía se vio a algunos sujetos de mal vivir, aparentemente contratados por los mismos vendedores, que se cubrieron los rostros para no ser identificados y con planes para enfrentar a las fuerzas del orden.

Zona crítica. Cuando la policía hizo su incursión, la tensión se podía sentir en el aire. La presencia de estos sujetos con apariencia sospechosa rondando el mercado piurano hacia presagiar el enfrentamiento en el jirón Blas de Atienza, donde la policía conocía que iba a enfrentar los mayores problemas.

Previo a esto, agentes de Serenazgo de la Municipalidad Provincial de Piura se encontraba en alerta máxima. Los bomberos también se mantenían a la expectativa.

La prensa pudo corroborar en horas de la mañana que la policía dispuso la formación de grupos de choque, que ingresarían con maquinaria pesada al citado jirón.

tensión. Pasadas las 7 de la noche aún no había luz verde para la incursión de los más de dos 500 mil policías destacados para la recuperación de las vías públicas.

La maquinaria municipal permanecían a la espera de la orden de ingreso, y en la ciudad un silencio peculiar anunciaba el mal llamado desalojo, que no es otra cosa que recuperar pistas y veredas que nunca pertenecieron a los informales.

INEVITABLE. La comisaría de Piura, ubicada a pocos metros del centro de abastos, se convirtió en un fortín.

Decenas de agentes fueron enviados a reguardar comercios aledaños al mercado modelo, con el propósito de evitar saqueos y todo tipo de vandalismo, como ocurrió el 3 de marzo de 2010.

CONATO. Minutos antes de las ocho de la noche, la policía informó que personas de malvivir lanzaron piedras y otro tipo de objetos contundentes en algunas calles del centro de la ciudad, cercanas al grifo ubicado en la intersección de la avenida Loreto y calle Huancavelica.

Los actos vandálicos, al cierre de esta edición, no llegaron a mayores.

SUERTE ECHADA. Con la noche a cuestas, los comerciantes del sector más reacio al ordenamiento del mercado, los invasores del jirón Blas de Atienza, permanecían en su lugar listos para enfrentar a las fuerzas del orden.

Al cierre de esta edición, el operativo de desocupación continuaba, y la policía mantenía estricta vigilancia de los alrededores del mercado para evitar cualquier incursión sospechosa y un posible derramamiento de sangre.  

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