La pliegues de su piel marcan el rostro de doña Yolanda Ruiz Agurto, una mujer que desde hace 31 años labora como barrendera de la ciudad de Piura y que no se amilana de las circunstancias que pasa como madre, pues es una mujer de armas tomar.
Gracias a su honradez, su tesón y sobre todo su espíritu de trabajo, a sus 70 años es un ejemplo de la perseverancia y amor a sus hijos que hoy ven en ella encarnada a la madre coraje.
“En el año 1993 entré a laborar en el Municipio de Piura gracias a doña Ruby Rodríguez y desde aquel entonces llevo 31 años de constante trabajo limpiando las calles, en una ciudad donde no comprenden que debemos ser pulcros, y no se debe arrojar basura a las calles”, señala doña Yolanda.
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SU PROLE
Casada cuando tenía 20 años de edad, fue una ama de casa hasta antes de los 40 años, luego luchó arduamente junto a su esposo -quien es jubilado de la UNP- a darle la educación a sus hijos que hoy son profesionales “Tuve 10 hijos, gracias a Dios a la crianza y valores que le inculcamos y a la profesión que les dimos, hoy se enorgullecen de nosotros, ellos son contadores, profesores, policía, biólogo, entre otros, todos casados que nos han dado 15 nietos”, nos dice.
Son seis varones y 4 mujeres, quienes le piden que ya trabaje, “pero quiero ser útil y no una carga, mis hijos me piden que deje de trabajar, ya este mes de octubre me jubilo, el Día de la Madre pasaré junto a los 4 que están en Piura, los otros residen en Lima, Arequipa, pero ellos, todos los días, me piden que me cuide, principalmente de los carros, por la edad que tengo”.
Y razón no les falta, pues en el mes de noviembre del año pasado sufrió un percance, “últimamente me atropelló una moto por la avenida Málaga, pero gracias a Dios no sufrí lesiones, de ahí nunca más me pasó algo y camino mucho, pues mi centro de labores es en la zona de Pachitea”.
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AMOR DE MADRE
La obrera de limpieza pública se levanta a las 4 de la madrugada, para salir a las cinco a trabajar, hasta las una de la tarde, es una rutina que cumple de lunes a sábado en el sector de Pachitea, Nos cuenta que le dio la enfermedad del dengue y estuvo alejada unos días de descanso médico, “no veía la hora de salir a laborar, ya me acostumbré a ello, extraño estar en movimiento, hacer mis tareas y confundirme con mis compañeras”.
En otro momento recuerda a su progenitora, “mi madre fue buena, cariñosa, éramos 5 hermanos, hoy solo estamos 2 varones y yo, ella nos dio todo, que luego ese ejemplo lo volqué a mis hijos. Fuí recta y le inculqué valores y les demostramos junto a su padre, que el trabajo dignifica a las personas”
“A mis compañeras y a todas las madres de Piura y del Perú las saludo y deseo que pasen un bonito día, junto a sus hijos, que sepan que el cariño de madre es inigualable y la lucha es para verlos progresar y sentirnos orgullosas de ello”, es el mensaje que finalmente les deja.