En zonas como Nueva Esperanza Jerusalén, Las Colmenas y otras de Pocollay solo se recibe agua pocas horas. (Foto: Adrian Apaza)
En zonas como Nueva Esperanza Jerusalén, Las Colmenas y otras de Pocollay solo se recibe agua pocas horas. (Foto: Adrian Apaza)

La pandemia de la COVID-19 ha golpeado de distinta forma a los diferentes sectores de la población tacneña. Para algunos el principal problema radica en que se les impide bajar a la playa, mientras que a otros les angustia no tener siquiera los servicios básicos para protegerse de la enfermedad.

Correo llegó hasta la asociación de vivienda Las Colmenas en el cono norte de Pocollay donde los pobladores apenas reciben agua potable cuatro horas al día, de 6 a 10 h. En ese lapso deben aprovechar para lavar toda la ropa mientras haya presión y luego almacenarla para preparar el almuerzo, la comida y asear a los niños.

Según explica la moradora Mile Marce Oquendo, cumplir la recomendación de la Dirección Regional de Salud (Diresa), de lavarse frecuentemente las manos, resulta un lujo. Cuenta que el recurso apenas alcanza para cocinar. Hay veces en que se acaba y deben acarrearla desde otros sectores en baldes y carretillas.

UN PROBLEMA DE DÉCADAS

El exgerente general de la Entidad Prestadora de Servicios de Saneamiento (EPS) Tacna Eduardo Pérez Maldonado recuerda que es un problema muy viejo y que no solo se ve perjudicada esta zona. Otros lugares como Viñani, Intiorko y Ciudad Pérdida son suministrados entre 6 a 8 horas.

“La población de Tacna necesita entre 1,300 a 1,400 litros por segundo y solo se produce entre 850 a 900, este es uno de los sectores más afectados, a esto se suma que tiene una estación de bombeo que ya tiene años y que debe abastecer también a Ciudad Nueva y a Alto de la Alianza”, detalla.

Para el especialista, la EPS debe coordinar con el Proyecto Especial Tacna a fin de socializar el tema y poner en operación dos pozos más en El Ayro para traer de 100 a 120 litros adicionales. Esto dará tiempo para ejecutar los otros proyectos como el represamiento en lagunas, el trasvase de Vilavilani y la nueva Planta de Calana, estas dos últimas paralizadas.

PROYECTOS ATRASADOS

El proyecto de trasvase de agua de la sierra “Vilavilani II fase 1”, de 127 millones de soles, se halla paralizado desde el 2020 debido a conflictos sociales con los tarateños. La nueva Planta de Calana, de 100 millones de soles, está parada desde el 2019 por la resolución del contrato con el Consorcio Calana por incumplimiento de plazos. Mientras no se culminen, la población no tendrá más agua.

Por su parte como representante del gobierno nacional, la subprefecta de Pocollay Magaly Ponce Mamani resalta que la COVID-19 ha desnudado todas nuestras carencias.

“Las autoridades competentes como la EPS y quizás el Gobierno Regional debería apoyar las zonas donde hace falta el recurso para que la población este abastecida”, plantea la ejecutiva.