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A una semana del huaico que arrasó y afectó gran parte del centro poblado de Mirave, en el distrito de Ilabaya, la población damnificada sigue a la espera de ayuda. Si bien ayer se restableció el servicio de agua potable en la mayoría de viviendas, la veintena de familias que lo ha perdido todo vive un verdadero Vía Crucis.

APOYO

En la parte superior de la avenida Toquepala, por donde discurrió el torrente de lodo y piedras el pasado 26 de marzo, ahora los terrenos lucen aplanados y limpios. Apenas una puerta de calamina a punto de caerse está en pie. El resto de la vivienda que quedó en escombros ha sido retirado por la maquinaria del municipio de Ilabaya y de otras instituciones.

Un grupo de madres se reúne alrededor de una pileta pública para pasar el rato y no pensar más en la desgracia. Y es que después de las 10 h es insoportable estar dentro de las carpas por la calor que hace.

Siento desesperación por no poder hacer nada. Ya me cansé de recibir prendas y más prendas, lo que quiero es que nos apoyen con una cocina y olas para poder preparar nuestro propio alimento, señaló entre lágrimas Irene Cervantes López, una madre de familia de siete hijos que lo ha perdido todo. Su casa es la segunda contando de la parte superior, y por eso fue arrasado en su totalidad.

Yo sufro de gastritis, uno de mis hijos se me ha enfermado en los últimos días y la enfermera me dice que no coma determinados platos, pero no puedo, solo vivimos de lo que nos proporcionan en las ollas comunes, señaló.

Estamos como limosneras haciendo cola con nuestro plato para recibir comida, eso ya cansa. Yo quiero preparar mis propios alimentos y solo pido una cocina y ollas, ya no quiero prendas, antes son otras las prioridades.

Cervantes contó que es la segunda desgracia que pasa. hace ocho años un incendio acabó con todas sus propiedades, ahora la furia del huaico le quitó todas sus pertenencias. Luego que vendrá, dijo.

A pesar de las adversidades de la vida no desmaya y menos quiere dar esa impresión a sus hijos. Uno de ellos con tanto esfuerzo logró implementar su habitación con todas las comodidades, y lo perdió todo.

Mi hijo me decía que ya tengo todo, solo me falta mi esposa, y ahora no puede entender lo que pasó. Mamá mejor me hubiese gastado mi plata tomando, le dijo.

El día del huaico sus hijos se salvaron gracias a que pudieron subir a una colina sino otra hubiese sido su historia.

La gente dice que ese es el castigo de Dios por malos, pero no es así, yo creo que Dios me va a premiar.