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Como todos los años, son los más jóvenes quienes se aventuran a subir por la pendiente del cerro Mokara para llegar a la cima, donde se ubica la Santísima Cruz del Mokara, a quien elevan sus plegarias en Semana Santa.

Más de 50 jóvenes participaron de la caminata por espacio de más de dos horas que cuesta llegar a la parte alta del monte que durante el mes de mayo es asediada por los pobladores con motivo de las Cruces. En el trayecto se recrea el Vía Crucis que vivió cristo en su camino al Gólgota.

La tradición se mezcla con el entusiasmo de compartir, siendo indispensable para la ocasión el consumo de chicha de maíz que refresca a los muchachos que llegan cansados hasta los últimos peñascos del monte.

En tanto que en las afueras de la iglesia San Benedicto, los más veteranos en número de 75 participaron de la procesión del santísimo por la plaza principal de la provincia.

Este año le tocó la posta al docente Arturo Copaja, una de las personas con más tradición en el distrito e integrante de la Hermandad del Santo Sepulcro.

Aquí se escenifica las 14 estaciones. Durante la cuarta estación, se conmemoró el emotivo encuentro de la Virgen María con su Hijo Jesús. En ese momento, los religiosos cargaron la cruz.

Como en años anteriores, las instituciones públicas y privadas fueron las encargadas de diseñar cada una de las estaciones por las que pasó el recorrido procesional.

La actividad religiosa es acompañada por el párroco Francisco Bañales, quien además es presidente del patronato de la iglesia San Benedicto Abad de Tarata. Él desarrolló por la noche la misa del Santo Sepulcro para luego sacarla en procesión por alrededor de la plaza de Tarata.

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